Por Germain Moyon y Burak Akinci (France Presse)
Dos días después del derribo de un avión militar ruso por F-16 turcos en la frontera siria, Rusia adoptó este jueves represalias económicas contra Turquía, e insinuó que este país no combate al grupo Estado Islámico.
El incidente es el más grave desde que Rusia iniciara el 30 de septiembre su intervención en Siria, pero ambos países descartan una escalada militar en la región.
Sin embargo, las autoridades de Moscú, muy molestas por la muerte de dos militares rusos -uno de los dos pilotos del aparato y un soldado de tropas de élite que participaba en una operación de rescate- han decidido tomar represalias económicas.
Entretanto, el Presidente ruso Vladimir Putin se quejó este jueves de no haber recibido aún las "disculpas" de Turquía por el derribo del avión. Pero el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, respondió poco después que su país no se disculpará por un asunto en el que "tenemos razón". Turquía mantiene que el avión ruso derribado violó su espacio aéreo.
El cruce de reproches no acabó ahí. Putin criticó este jueves a quienes "cubren el tráfico de petróleo, de seres humanos, de droga y de armas". El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan negó esas acusaciones rusas insinuando que su país colabora o comercia con el grupo Estado Islámico (EI) y aseguró que es "claro" el compromiso de Turquía de luchar contra el yihadismo.
El Presidente turco desafió asimismo a Rusia que demuestre sus acusaciones de que compra el petróleo del Estado Islámico. "Los que nos acusan de comprar el petróleo de Dáesh (acrónimo en árabe del EI) tienen la obligación de probar sus acusaciones", dijo Erdogan.
Represalia económica
En medio de esta tensa retórica, el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, pidió el jueves a su gobierno que elabore medidas de represalia económica contra Ankara, después del "acto de agresión" de Turquía.
Esas medidas afectarán el comercio, las inversiones, el empleo de mano de obra, el turismo, el transporte aéreo y el ámbito cultural, precisó el jefe de gobierno durante un consejo de ministros emitido en televisión
Rusia anunció el jueves que reforzará sus controles sobre los productos agrícolas y alimentarios turcos, aduciendo violaciones de las normas sanitarias.
Turquía es un gran exportador de frutas y verduras y un importante proveedor de Rusia.
Desde hace años, Rusia es acusada de tomar decisiones de orden sanitario en función de sus posiciones geopolíticas. Así, desde el año pasado impone un embargo sobre la mayor parte de los productos alimentarios de los países occidentales que le infligen sanciones por el conflicto ucraniano.
Por otro lado el ministro ruso de Exteriores Sergei Lavrov desaconsejó a los rusos que viajen a Turquía, uno de sus destinos turísticos favoritos, alegando la amenaza terrorista. Unos tres millones de rusos visitan anualmente Turquía.
Cólera en Rusia
Además, se multiplican las manifestaciones de cólera en Rusia: lanzamiento de piedras contra la embajada de Turquia en Moscú, proyecto de ley para penalizar la negación del genocidio armenio y, según la prensa turca, visitantes turcos rechazados en el aeropuerto de la capital rusa.
Ankara multiplica sin embargo los gestos para rebajar tensiones, y descarta una escalada, que sus aliados de la OTAN le han desaconsejado.
Según el diario turco Yeni Safak, Erdogan desearía reunirse con Putin el 30 de noviembre en París, en la cumbre del clima, pero el portavoz del Kremlin Dimitri Peskov dijo que nada de esto está previsto de momento.
Ankara y Moscú están enfrentados en el conflicto sirio, que ha dejado más de 250.000 muertos desde 2011. Rusia, con Irán, constituye el último aliado del régimen de Bashar Al Asad. En cambio el presidente turco exige que Asad deje el poder.
Respecto a las circunstancias del incidente, cada parte mantiene su versión: Rusia asegura que no hubo violación del espacio aéreo turco, y Ankara defiende lo contrario, y que hubo reiteradas advertencias al avión.