Rousseff compareció casi 14 horas ante el Senado de Brasil
Tras casi 14 horas de comparecencia ante los senadores, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, cerró su último intento por no ser destituida de su cargo. En ese lapso, la mandataria respondió las preguntas de los 48 senadores que este lunes (29.08.2016) se inscribieron para hablar. La votación final de este proceso se realizará este martes y podría ratificar lo que muchos sospechan: que Dilma tendrá que dejar el mando.
La líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), suspendida del cargo desde hace más de tres meses, denunció a lo largo de su discurso y al responder a los senadores que el país está “a un paso de un golpe de Estado” y manifestó su temor a la “muerte de la democracia” y a que no tengan continuidad las mejoras sociales que se alcanzaron durante su Gobierno y el de su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.
También dijo que “ni mínimamente” se ha probado que hubo intencionalidad por su parte al firmar los decretos con los que alteró el presupuesto y por los que se le acusa de haber cometido un “delito de responsabilidad”, que la Constitución establece como un motivo para la destitución de un jefe de Estado. En su alegato final, les pidió a los senadores que tengan “conciencia” a la hora de votar y les advirtió que es “muy grave apartar una presidenta de la República sin delito de responsabilidad”.
Protesta reprimida
Este martes se celebrará el debate final, en el que los 81 senadores podrán hablar por 10 minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media cada uno, con derecho a sendas réplicas de una hora, por lo que si se respetan los tiempos, la sesión se puede extender por 18 horas. Una vez acaben las deliberaciones, tendrá lugar la votación final. Para que se apruebe la destitución, será necesaria una mayoría de dos tercios (54 de los 81 senadores).
En tanto, simpatizantes de Rousseff salieron a las calles de varias ciudades del país para protestar contra el proceso que se lleva a cabo en el Legislativo. En Sao Paulo, la mayor ciudad brasileña, unas 2.000 personas, según la Policía -20.000 según la Central Única de los Trabajadores (CUT)-, se movilizaron a favor de la mandataria. La convocatoria terminó con una intervención de la Tropa de Choque, grupo antidisturbios de la Policía Militarizada.