Un reo confesó haber asesinado a golpes a dos pedófilos al interior de una cárcel en California, Estados Unidos.
El atacante fue identificado como Jonathan Watson (42), quien redactó una carta a The Mercury News en que confesó todos los hechos.
El individuo, utilizó un bastón de otro recluso para asesinar a David Bobb (48) y a Graham De Luis-Conti (62), al enterarse de los motivos que los llevaron a estar tras las rejas.
Ambos asesinados estaban condenados a cadena perpetua por delitos sexuales relacionados con menores de 14 años.
Preliminarmente, Watson había sido dejado en un cuarto común, donde conoció a la primera de las víctimas, quien se pasaba horas viendo canales infantiles de televisión.
En la misiva, Jonathan Watson manifestó que "no podía dormir sin hacer lo que todos mis instintos me decían que debía hacer en ese momento, así que guardé todas mis cosas, porque sabía que la situación se resolvería pronto de una u otra forma".
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Dos horas antes de que se registrara el asesinato, el recluso le relató sus intenciones a uno de los guardias de seguridad del recinto y pidió un cambio de celda, lo cual le fue denegado.
Al regresar al cuarto, Watson divisó a Bobb, quien seguía viendo el canal infantil. "¿Realmente va a ver eso delante de todos nosotros?", pensó el reo, antes de tomar un bastón y atacarlo mortalmente.
Tras haberlo asesinado, Watson se dirigió hasta un oficial para entregarse, pero en el camino se encontró con De Luis-Conti, un traficante de menores. También lo asesinó con el mismo palo.
En el cierre de su carta, el reo señaló que "estoy en una posición única, donde tengo acceso a este tipo de personas y muy poco que perder".
"Estos individuos son la peor pesadilla de cualquier padre", agregó, reconociendo que se declararía culpable ante los tribunales y que no descartaba hacer lo mismo si vuelve a compartir celda con más pederastas. Finalmente, fue condenado a cadena perpetua por su actuar al interior de la cárcel, sin posibilidades de salir en libertad condicional.
Jonathan Watson fue condenado en 2009 a cadena perpetua por asesinato en Estados Unidos y en 2020, gracias a su buena conducta, fue trasladado a otro centro penitenciario, donde terminó por asesinar a los otros reos.