Reino Unido es el primer país en aprobar el antiviral oral Molnupiravir contra el COVID-19
La primera medicina contra el COVID-19 llegó al mercado del Reino Unido, que se convirtió el jueves en el primer país del mundo en autorizar el molnupiravir, tratamiento elaborado por el laboratorio estadounidense Merck y considerado como una herramienta crucial en la lucha contra la pandemia.
La aprobación de estas pastillas, que brindan una esperanza considerable para descongestionar los servicios hospitalarios durante el invierno, se da en el mismo momento en que la Unión Europea las evalúa frente a una ola masiva de contaminaciones.
"Este es un día histórico para nuestro país, ya que el Reino Unido es ahora el primer país del mundo en aprobar un antiviral contra el COVID-19 que se puede tomar en casa", dijo Sajid Javid, ministro de Salud, en un comunicado.
"Cambiará la situación de los más vulnerables y de los inmunodeprimidos, que podrán recibir pronto el revolucionario tratamiento", añadió.
Comercializado con el nombre de Lagevrio, molnupiravir fue autorizado por la Agencia de medicamentos del Reino Unido, MHRA, para su uso en personas con Covid leve a moderado y que tienen al menos un factor de riesgo de desarrollar una enfermedad grave (obesidad, más de 60 años, diabetes, enfermedades cardíacas).
Las autoridades sanitarias recomiendan que se tome "lo antes posible después de una prueba positiva", dijo el Ministerio de salud, ya que así se reduce a la mitad el riesgo de hospitalización, según un ensayo clínico realizado por Merck, también llamado MSD fuera de los Estados Unidos.
Los antivirales como el molnupiravir actúan disminuyendo la capacidad de un virus para replicarse, lo cual frena la enfermedad.
Su aplicación puede ser doble: por un lado, para que las personas ya afectadas no padezcan síntomas graves, y también para que no desarrollen la enfermedad quienes han estado en contacto cercano.
Presión en los hospitales
El gobierno británico, ante las tasas de contaminación por COVID-19, consideradas unas de las más altas del mundo, anunció el 20 de octubre que ordenó 480.000 tratamientos de molnupiravir. También firmó un contrato por 250.000 tratamientos de ritonavir, otro antiviral del laboratorio estadounidense Pfizer ya utilizado contra el VIH, cuya eficacia contra el coronavirus se estudia en ensayos clínicos.
Estos tratamientos están destinados a los pacientes considerados de alto riesgo, con el fin de reducir la presión constante y en aumento sobre los hospitales del Reino Unido, donde ya se produjeron más 140.000 muertes.
El país registra mil hospitalizaciones por día y más de 9.000 pacientes se encuentran actualmente hospitalizados con covid-19. Aunque estas cifras se encuentran lejos de los picos de las últimas olas, no dejan de generar temores por una difícil situación que se puede producir en este invierno.
La aprobación del molnupiravir representa un gran avance ya que este tipo de tratamiento se ha buscado desde el inicio de la pandemia. De ahí que el anuncio de Merck de los resultados de los ensayos clínicos a principios de octubre haya sido aclamado como un paso importante en la fácil reducción de las formas graves de la enfermedad.
En todo caso, los expertos han advertido que este tratamiento no es una solución milagrosa y que si bien complementa las vacunas, no las reemplaza.
Las autoridades reguladoras de medicamentos en los Estados Unidos y la Unión Europea han iniciado una evaluación de este medicamento.
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Merck ya comenzó la producción a gran escala de molnupiravir y tiene previsto fabricar las dosis necesarias para 10 millones de tratamientos antes de fin de año. Además, el grupo ya llegó a acuerdos con algunos gobiernos, entre ellos Estados Unidos (1,7 millones de tratamientos) y Francia (50.000 dosis).
Su precio es elevado, el pedido realizado por Estados Unidos asciende a 700 dólares por dosis.
Merck también está realizando un ensayo clínico por aparte para un segundo uso del tratamiento, como medida preventiva para que las personas que han estado en contacto cercano con el virus, no lo desarrollen.
La biotecnológica Atea Pharmaceuticals y el laboratorio Roche evalúan la eficacia de un tratamiento comparable. Por último, Pfizer está desarrollando un medicamento que combina dos moléculas, incluido el ritonavir.