Refugiados: "Contingente", la palabra clave
Llegó la “hora señalada” para la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el partido de Angela Merkel. La canciller alemana es más vulnerable que nunca ante la opinión pública. Lo que sucedió el fin de semana pasado durante el congreso de la hermana bávara de la CDU, la Unión Social Cristiana (CSU), fue una humillación como nunca antes la vivió un jefe de gobierno de Alemania. El jefe de la CSU, Horst Seehofer, la defenestró públicamente ante cámaras por su política del “Nosotros podemos”. La CSU quiere un límite máximo para acoger solicitantes de asilo, pero Merkel lo rechaza. Se trata de un conflicto máximo que ahora también hace olas en las filas del partido de la canciller. Ese es el complejo trasfondo en el que se desarrolla la política para los refugiados en este país.
Límite máximo: la nueva palabra mágica
También el flanco juvenil del partido de la canciller se pone ahora en su contra. La Joven Unión (JU) va incluso más allá en su propuesta sobre una política para los refugiados. Los más jóvenes exigen claramente un techo límite. De lo contrario, dicen, se corre peligro de “sobreestimarse”. Pero los que deciden sobre ese techo en conjunto son la Federación y los estados federados alemanes. Dentro de tres semanas, la CDU se reúne en su congreso anual, en medio de un clima de disputa que hace tiempo no se veía entre los demócratas cristianos.
Denominador común: el contingente
También los socios de coalición del Partido Socialdemócrata (SPD) quieren recuperar el control sobre la llegada de solicitantes de asilo. Thomas Oppermann, jefe de la fracción socialdemócrata en el Bundestag (Parlamento), aboga por una solución que incluya un contingente de refugiados, y quiere que dicho contingente se defina entre la Unión Europea y ACNUR. De ese modo –al menos teóricamente- los refugiados no tendrían que arriesgar su vida en el mar y se les quitaría poder a los traficantes de personas. Pero la pauta debe ser, dice Oppermann, “a cuántas personas puede integrar Alemania”. A todo esto, el contingente ya es una realidad, pero ha pasado al olvido a causa de la oleada de refugiados de este año. En 2013 llegaron a este país 10.000 refugiados sirios, y en 2014 se elevó ese contingente a 10.000 más. Pero, paralelamente, llegaron otros cientos de miles de sirios a Alemania a través de la ruta de los Balcanes. Es decir que hubo procedimientos ordenados e ingresos sin control alguno.
Justamente en el caso de los refugiados sirios, el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, quiere tomar precauciones. Según su Ministerio, cerca de un 20 a un 30 por ciento de los sirios que llegan a Alemania no son sirios, algo que no ha podido ser constatado aún. Es decir, que una solución a partir de establecer un contingente es, de acuerdo con la situación, el denominador común en la gran coalición. En el aspecto político, este modelo tiene ventajas y desventajas. En la práctica, se trata de un trueque entre Europa y los países fronterizos: los europeos reciben un contingente generoso de refugiados y asumen, al mismo tiempo, los costos de sustento básico para los refugiados que se quedan en Turquía. A cambio, Turquía se compromete a vigilar las fronteras hacia Europa.
Las ventajas están a la vista, y consisten en una ralentización del desplazamiento de los refugiados y en un mayor control. Y el control es necesario. Los trámites de asilo se han paralizado prácticamente en Alemania, ya que la Oficina Alemana para la Migración y los Refugiados (BAMF) no da abasto con los trámites burocráticos. De 181.000 nuevas llegadas en octubre solo se pudieron atender las solicitudes de 31.000 refugiados. En total, quedan 328.000 solicitudes sin atender. El tiempo para elaborar una solicitud es de 5,2 meses en promedio. A eso se suman varios meses más hasta que la solicitud se puede presentar como tal. La BAMF necesita cerca de 9.000 nuevos puestos de trabajo, y 1.350 han sido aprobados este año.