La llamada "batalla por Mosul" apenas empieza, pero promete ser decisiva para el futuro en Irak del autodenominado Estado Islámico (EI).
Y muy probablemente también para el futuro de la organización en sí.
Situada en pleno corazón del Irak sunita, en una provincia rica en petróleo, y muy cerca de Siria, así como de las posiciones seguras de EI en el desierto iraquí, Mosul también es la segunda ciudad más grande del país.
Y su innegable valor estratégico sólo es comparable con su inmenso peso simbólico.
Después de todo, la captura de Mosul en junio de 2014 se convirtió en el símbolo del creciente poder del grupo islamista, y fue precisamente ahí donde su máximo líder, Abu Bakr al-Baghdadi, proclamó el califato.
Lo que probablemente explica por qué muchos de los enemigos de EI han dejado momentáneamente sus diferencias de lado para tratar de asestarles a los fundamentalistas un golpe decisivo en la ciudad.
Efectivamente, la muy esperada ofensiva será protagonizada por tropas iraquíes, Peshmergas kurdos, milicianos sunitas y paramilitares chiitas, con el apoyo aéreo de la coalición internacional que lidera Estados Unidos.
Y como explica el periodista de la BBC Hugh Sykes, eso le agrega una capa adicional de complejidad a los planes para la liberación de Mosul.
"Tanto las rivalidades étnicas como las sensibilidades religiosas y sectariasvan a tener que ser respetadas si se quiere evitar que la ofensiva salga terriblemente mal", advirtió Sykes.
Soldados, Pehmergas y milicianos
Por lo pronto, el asalto principal correrá por cuenta del ejército de Irak, que avanzará desde sus posiciones al sur de Mosul.
En total, se estima que unos 30.000 soldados iraquíes leales al gobierno -controlado por los chiitas- participarán en la operación.
Y según Michael Knights, del Washington Institute for Near East Policy, parece haberse logrado acordar una fórmula que también permitirá que grupos devoluntarios chiitas llegados del sur de Irak apoyen indirectamente la ofensiva sin alarmar a los residentes mayoritariamente sunitas de Mosul.
"Las Hashd al-Shaabi ('Fuerzas de Movilización Popular', como se conoce a estos grupos) serán empleada para asegurar las zonas rurales despobladas y las carreteras al sur de Qayyarah y el oeste de Mosul, pero tomarán parte en los combates urbanos", explicó Knights en un artículo para la BBC.
Y el gobierno del primer ministro iraquí Haider al-Abadi también ha estado financiando y armando fuerzas tribales sunitas para que participen en el asalto a la ciudad.
"Es más probable que los residentes de Mosul, especialmente los del centro de la ciudad, los reciban mejor que a los soldados del ejército iraquí, mayoritariamente chiitas, las Fuerzas de Movilización Popular y los Peshmergas kurdos", explica Sykes.
Desde el sur y desde el este
Por lo pronto, los Peshmergas -unos 4.000, aproximadamente- han estado limpiando las ciudades al este de Mosul.
Y según la enviada especial de la BBC a la zona, Orla Guerin, después de meses de espera, "Aquellos que enfrentan la muerte" -el significado de Peshmerga en kurdo- parecen esperar ansiosos el inicio de la gran batalla.
Si todo sale como previsto, los milicianos kurdos tendrán como misión principal cortar la salida de Mosul hacia el noreste.
Pero aunque, según Sykes, hay unos 150.000 de ellos disponibles para la ofensiva sobre la ciudad, sólo unos pocos miles han recibido entrenamiento y están listos para el combate.
"Estados Unidos recientemente aceptó darle a los Peshmerga US$415 millones para el pago de los soldados y la compra de combustible, comida y municiones. Y también les han proporcionado algunas armas pesadas, pero no suficientes, en la opinión de los comandantes kurdos en Irak", informó el periodista de la BBC.
La razón: el protagonismo kurdo no es bienvenido por Turquía, país que también ha estado financiando y entrenando a milicianos sunitas de la zona de Mosul.
Y aunque tensiones entre Bagdad y Ankara han puesto en duda la participación de Turquía en la ofensiva contra la ciudad, el gobierno turco -que considera a Mosul parte de su zona de influencia- ya dijo que no puede ser excluido de la misma y que "estará en la mesa".
EE.UU., por su parte, ya desplegó a un grupo de 560 asesores a la base aérea de Qayyarah, ubicada a 60 kms al sur de Mosul, para apoyar la ofensiva.
Y tanto Francia como EE.UU. también han emplazado ahí piezas de artillería de largo alcance capaces de alcanzar la ciudad.
Los combatientes de Estado Islámico en Mosul, por su parte, se estiman entre 4.000 y 8.000.
Pero se calcula que unas 700.000 personas permanecen en la ciudad, lo que complicará una operación que procederá en varias etapas y podría tomar semanas o meses, en dependencia de la estrategia que adopte EI.