“En la densa selva tropical del sudeste de Camerún se puede caminar horas sin ver ni escuchar un solo animal”, dice John Kirchgatter, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). En realidad, el bosque es el hogar de elefantes, gorilas, chimpancés y antílopes. Pero el negocio con el marfil está en auge y con el crecimiento de la población también crece el hambre de carne de animales salvajes, un manjar popular en Camerún. En Camerún muchos pobladores “le disparan a todo lo que se mueve en el bosque", apunta Kirchgatter.
Desde los años 90, el WWF participa en tres áreas protegidas en Camerún, cerca de la frontera con la República Centroafricana. La organización capacita a guardabosques locales que deben evitar la caza furtiva en los Parques Nacionales, en donde está prohibido todo tipo de caza.
Aborígenes maltratados
Pero esta prohibición también afecta a los Baka, una etnia llamada antes "pigmeos”. Los Baka viven desde hace siglos en los bosques y se alimentan de plantas naturales y de los animales que cazan para su consumo. Pero debido a que la caza furtiva ha reducido el número de animales silvestres, los Baka tienen que adentrarse en territorio prohibido para la caza.
Pero los "guardias ecológicos", han maltratado desde hace años a los Baka. “En Camerún hay una fuerte discriminación y marginación”, dice Kirchgatter y agrega que "los Baka ni siquiera son considerados por buena parte de la población como personas".
“No puede permitirse algo así”, advierte Ulrich Delius de la Sociedad para los Pueblos Amenazados. "Si una organización como el WWF se ocupa proteger un territorio silvestre, también debe asegurar que allí no se violen los derechos humanos."
El WWF quiere poner fin a los abusos con la ayuda de información y cursos de entrenamiento. Igualmente quiere establecer zonas de uso especial en los parques nacionales, en las que la población aborigen no puede cazar, pero sí recolectar miel, plantas y hongos medicinales. La organización también ha ayudado a establecer un bosque comunitario de 500 hectáreas, en el que los mismos Baka pueden decidir su uso. Allí podrán cazar, recoger miel y practicar una tala forestal sostenible.
Los Baka exigen mayor participación
Pero al etnólogo camerunés Jean NKE Ndih no le bastan las medidas: "Los Baka dicen: si se crean parques nacionales, deben involucrar a sus habitantes autóctonos en el manejo de su propio hábitat". “Los habitantes tradicionales de los bosques son sus mejores protectores”, dice Delius de la Sociedad para los Pueblos Amenazados.
El tiempo apremia: a finales de diciembre del 2015 cazadores furtivos en Camerún mataron a 20 elefantes, en tan sólo cinco días. Un Baka se quejó entonces ante la organización de derechos humanos Survival International: "Dejar matar a los elefantes en el bosque y, al mismo tiempo, nos impiden comer".