“Sí se puede”, era el grito que con más fuerza se oía este domingo en la sede de la coalición Cambiemos del presidente electo Mauricio Macri, en Buenos Aires.
Y aunque ya sea probablemente una de las frases más repetidas en discursos políticos en todo el mundo –desde aquel "Yes, we can" de Barack Obama en 2008, que ha resonado entre militantes de todas las ideologías y países-, no es casual que los macristas exclamen eufóricos este lema.
Porque hace sólo un año el alcalde de Buenos Aires era sólo un actor secundario en la carrera por la Presidencia de Argentina. Y porque entonces pocos confiaban en que realmente, Macri sí podría ganar.
Su ajustada victoria, con el 51,42% de los votos, pone fin a 12 años de gobiernos kircheristas, primero con Néstor Kirchner -2003 a 2007- y después con su esposa, Cristina Fernández.
Pero esto no es lo único que da carácter histórico a la victoria de Macri sobre el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, del Frente para la Victoria.
A continuación enumeramos cinco razones que la hacen única:
1. No es ni peronista ni radical
Este ingeniero de 56 años se convertirá el próximo 10 de diciembre en el primer presidente desde el retorno de la democracia en 1983 que no es peronista ni radical, los dos grandes movimientos políticos del país.
Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner y Cristina Fernández –los otros presidentes electos- se enmarcaban en alguna de las dos corrientes, que dominaron buena parte del siglo XX argentino.
Sin embargo, el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, quien logró popularidad a nivel nacional como presidente del Club de Fútbol Boca Juniors en los años 90 y 2000, ha logrado aunar a peronistas, radicales, y políticos de otras tendencias en su candidatura con un objetivo común: desbancar al kirchnerismo.
Desde 2007 es el líder de Propuesta Republicana o PRO, un partido nacido tras la crisis de 2001 como proyecto para renovar la política nacional.
Macri lidera una alianza de partidos no peronistas, pero no es anti-peronista.
En su discurso de victoria este domingo le acompañaron líderes la histórica Unión Cívica Radical y de la Coalición Cívica.
Y en sus palabras hizo hincapié en buscar la reconciliación y no gobernar motivado por el revanchismo o la venganza.
El nuevo líder argentino necesitará del apoyo de gobernadores y sindicatos de corte peronista para garantizar la gobernabilidad del país.
2. ¿El primer conservador?
Macri es además el primer líder de centro-derecha desde el retorno de la democracia.
Si bien una de las principales preocupaciones entre sus asesores de campaña fue la de no presentarle como un líder de derecha, su partido, el PRO, ha sido ubicado tradicionalmente a ese lado del espectro político argentino.
Se opuso a la titularidad pública de empresas nacionalizadas nuevamente bajo el kirchnerismo, como la energética YPF y Aerolíneas Argentinas, aunque en esta campaña se mostraron partidarios de mantenerlas bajo el abrigo del Estado.
En su partido hubo también fuertes divisiones cuando en 2010 se votó en Argentina la ley de matrimonio igualitario, con su ahora vicepresidenta, Gabriela Michetti, como una de las principales voces en contra de la adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Macri está además en contra del aborto y de la despenalización de la marihuana (al igual que la actual presidenta).
Y en el ámbito económico se ha mostrado favorable a las políticas de libre mercado, quizás el mayor contraste con el actual oficialismo.
Sin embargo, el PRO y Cambiemos han defendido que son una opción inclusiva y de centro, sosteniendo que mantendrán y mejorarán algunos de los programas sociales más exitosos de Cristina Fernández, como la Asignación Universal por Hijo.
3. Nuevo actor político
Su joven partido no responde a las dinámicas tradicionales de la política argentina, y en menos de una década se ha posicionado como la fuerza hegemónica en la capital, en la provincia de Buenos Aires y en la nación.
Esta agrupación unió a políticos de centro-derecha, empresarios, activistas de organizaciones no gubernamentales y jóvenes profesionales que antes no habían tenido experiencia en campañas.
En los últimos meses han puesto en marcha técnicas de mercadotecnia nunca antes vistas en la política nacional, como repartir dulces, helados o palomitas de maíz en la calle.
Han llenado de globos de colores los espacios públicos y repetido emotivos eslóganes sobre cambio con su legión de jóvenes voluntarios en redes sociales, lo que les ha ganado no pocas críticas de quienes les acusan de ofrecer más globos que ideas.
Pero además, el PRO, que hasta hace un mes sólo gobernaba en la ciudad de Buenos Aires, cuenta ahora con una potente estructura territorial fuera de la capital gracias a los acuerdos con los radicales y otras formaciones locales, un elemento clave en la política tradicional.
Sus resultados han sido especialmente buenos en provincias como Córdoba, Santa Fe o Mendoza.
Y en la provincia de Buenos Aires desbancaron al peronismo por primera vez tras el regreso de la democracia.
4. Un Congreso en contra
El presidente Mauricio Macri gobernará sin el respaldo de la mayoría del Congreso.
Tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados es mayoría el kirchnerista Frente para la Victoria (aunque en esta última cámara Cambiemos podría llegar a acuerdos con los diputados del peronista opositor Sergio Massa).
Su gobierno tendrá que buscar el consenso de puertas hacia adentro, para unir a las diferentes sensibilidades de su coalición, pero también hacia fuera, para convencer a los legisladores de otros grupos para que apoyen sus propuestas en cuestiones tan importantes como el nombramiento de jueces en la Corte Suprema o la negociación con los holdouts o fondos buitre.
Macri confía en que, con un gran acuerdo de gobernabilidad, pueda poner de su lado a algunos gobernadores que puedan sumarle peso político a la hora de negociar con el Congreso, los sindicatos y otros actores de la vida política nacional.
5. Nuevo mapa en la región
"Queremos tener buenas relaciones con todos los países” de América Latina, dijo Macri en su discurso de este domingo.
Y es que con la victoria del candidato de Cambiemos, puede cambiar también el paisaje político en América Latina.
Si Cristina Fernández era una firme defensora de su par venezolano, Nicolás Maduro, Macri dejó claro que luchará activamente en la región para liberar a Leopoldo López y otros políticos opositores presos en Venezuela.
La esposa de López, Lilian Tintori, se encontraba en Buenos Aires el domingo y felicitó a Macri por su victoria.
Además, con la brasileña Dilma Rousseff y la chilena Michelle Bachelet en horas bajas por escándalos de corrupción, Macri será el único presidente de centro-derecha –junto al paraguayo Horacio Cartes- en el Mercosur.
Mientras, el presidente de Bolivia, Evo Morales, apoyó abiertamente al oficialista Daniel Scioli durante la campaña electoral.
"¡Imagínese si gana el opositor a Scioli con qué Parlamento va a gobernar! Espero que esto no se sienta como una intromisión mía en la política argentina, pero es la verdad y el pueblo argentino tiene que entender esto porque si no habrá conflictos", dijo en una entrevista al diario Página12.