Lágrimas, pólvora y abrazos: así celebraron las decenas de caraqueños que llegaron al comando de la oposición horas después del tardío anuncio de los resultados de las parlamentarias.
No es para menos, decían: la oposición venció al chavismo por primera vez en 17 años de revolución bolivariana en Venezuela.
De 167 asientos en disputa, la oposición ganó 99 y el chavismo 46.
Quedan 22 por ser anunciados, pero por mal que le vaya a la oposición, con 101 se asegura una mayoría calificada de tres quintos, un mandato que le permite no solo promover cambios del gobierno, sino balancear el poder de un Estado que, para muchos, está en su totalidad en manos del chavismo.
Una crisis económica sin precedentes –marcada por la alta inflación, la recesión y la escasez– llevó a muchos venezolanos a ejercer el voto castigo contra el gobierno de Nicolás Maduro en estas elecciones.
"Hemos perdido una batalla pero la lucha por la construcción del socialismo ahora es que empieza (…) Esto es una bofetada para despertar", dijo el mandatario, afligido, al aceptar los resultados apenas segundos después del anuncio, que fue a las 12:30 de la mañana.
"Los llamo a la convivencia, al trabajo", señaló, pero calificó la victoria opositora como una "contrarrevolución".
Aunque la derrota del chavismo es histórica, el camino hacia el cambio que buscan los opositores no será fácil.
Lo que viene
La oposición ha dicho que buscará dos cosas en primera instancia: promulgar una ley de amnistía que permita la liberación de los llamados presos políticos y aprobar una ley que reactive la producción nacional.
De paso, también asegura que busca "devolverle la democracia al país", pues considera que las instituciones del Estado se han politizado y perdido su autonomía.
Todo esto, en teoría, lo puede al menos promover con una mayoría simple –y aún más calificada– en el Parlamento.
"Pero estamos en Venezuela", dijeron varios de los veteranos periodistas políticos que esperaban los resultados en el comando de la oposición.
Primero, la oposición ha demostrado no ser un ente homogéneo dentro del cual todos tienen los mismos intereses.
Pero, además, la actual Asamblea Nacional, chavista en su mayoría simple, seguirá en funciones hasta el 15 de diciembre, cuando el Parlamento entra en receso.
Varios expertos han vaticinado la posibilidad de que esa Asamblea promulgue leyes que vayan en contra de los objetivos opositores, como por ejemplo una Ley Habilitante que le permita a Maduro gobernar por decreto los próximos 6 o 12 meses.
De hecho, Maduro posee poderes especiales hasta el 31 de diciembre.
Los principales líderes opositores se reunieron para celebrar los resultados.
El otro obstáculo que enfrenta la Asamblea opositora, que se posesiona el 5 de enero, es que cualquier ley que apruebe puede ser vetada por el presidente o por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).
El TSJ, que es considerado un aliado del Ejecutivo, no ha fallado una sola sentencia en contra del gobierno en los últimos 9 años, según un reciente libro que estudió más de 40.000 fallos.
Así, dependiendo de si la oposición finalmente se queda con una mayoría simple o calificada, existe la posibilidad de que haya un choque de trenes institucional que limite la gobernabilidad del Estado venezolano.
Simple o calificada
El Consejo Nacional Electoral (CNE) no dijo cuándo anunciará los resultados para los 22 votos restantes.
Y el poder de la oposición depende de si obtiene esos dos asientos más que le darían una mayoría calificada.
Con la mayoría simple (entre 84 y 100 diputados) la Asamblea puede promover enmiendas para ser votadas en referendo, votos de censura al vicepresidente o ministros, autorizar enjuiciamiento o incapacidad del presidente y diputados, aceptar o negar el presupuesto, impulsar cambio de poderes ciudadanos y aprobar un estado de excepción o una reforma constitucional.
Según analistas, la mayoría simple daría con un escenario de choque de trenes o de negociación entre oposición y gobierno.
Con la mayoría calificada de tres quintos (101 diputados) el Parlamento puede –además de lo anterior– sancionar leyes habilitantes, remover miembros de el CNE y el TSJ y vetar a ministros y vicepresidente.
Esa mayoría calificada puede obligar al presidente a ceder ante la oposición para garantizar la estabilidad de gabinete.
El último escenario es la mayoría calificada de dos tercios (111 diputados), que le permite al Parlamento revisar tratados internacionales como Petrocaribe, intervenir leyes orgánicas como el control de precios y cambios, promover una reforma constitucional o una asamblea constituyente y hasta remover a las cúpulas del TSJ y los poderes públicos.
Eso sería un cambio del panorama político venezolano.
Aunque, según los miembros de la oposición que celebraban en la madrugada del lunes, "ese cambio ya se dio".
Y el gobierno, dijeron, "tendrá que acatar el mensaje del pueblo".