El príncipe heredero, Mohamed bin Salman, habló hoy por primera vez después de la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi para asegurar que los autores de este "incidente odioso" cometido en el consulado de su país en Estambul rendirán cuentas a la justicia, algo que hará en colaboración con Turquía.
Bin Salman describió el caso como "muy doloroso, horrible e injustificado" durante su participación en un panel de la conferencia internacional de inversores que se celebra en Riad. "Arabia Saudí está tomando todas las medidas legales, y trabajando con el Gobierno turco para alcanzar resultados y llevar a todos los criminales ante la justicia", dijo Bin Salman, de 33 años. "La justicia prevalecerá", agregó.
La traducción oficial en inglés del discurso utilizó el término "crimen" en lugar de la palabra "incidente", pronunciada en árabe por Bin Salman.
El príncipe heredero dijo que muchos actores buscan aprovecharse del incidente para "crear una división entre Arabia Saudí y Turquía". "Quiero enviarles un mensaje: no serán capaces de hacerlo mientras haya un rey saudí llamado Salman, y un príncipe heredero llamado Mohamed Bin Salman en Arabia Saudí y un presidente turco llamado Erdogan", expresó.
La conferencia es uno de los mayores encuentros mundiales sobre temas económicos y comenzó el martes en Arabia Saudí empañada por la ausencia de numerosos participantes debido al escándalo por el presunto asesinato de Khashoggi, de 59 años.
Recibimiento de la familia de Khashoggi
La intervención de Bin Salman se produce un día después de que el monarca saudí y él mismo recibiesen a uno de los hijos y al hermano de Khashoggi en el palacio de Al Yamama, en Riad, para ofrecerle las condolencias por el asesinato del disidente.
La imagen del rostro serio del hijo de Khashoggi, Salah bin Jamal Khashoggi, quien tiene vetada la salida de Arabia Saudí, al estrechar la mano a Bin Salman ha sido difundida profusamente en las redes sociales desatando todo tipo de comentarios.
El periodista, crítico con Gobierno de Riad, fue visto con vida por última vez el 2 de octubre cuando entró en el consulado saudí de Estambul, capital de Turquía, para recoger unos documentos para poder casarse con su prometida turca.
Arabia Saudí, acusada por varios países de haber asesinado de forma premeditada a Khashoggi, negó la muerte del periodista hasta que finalmente se vio obligada a admitir, en medio de una gran presión internacional, que el periodista murió en el consulado en una pelea a golpes. Además detuvo a 18 funcionarios saudíes. Bin Salman niega tener responsabilidad alguna.