Reuters
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, logró el martes un inusual segundo mandato consecutivo como jefe del partido gobernante, y por lo tanto como primer ministro, y se comprometió principalmente a mantener la atención en la reactivación de la tercera mayor economía del mundo.
Abe, quien asumió el cargo en diciembre de 2012 con la promesa de reactivar una economía estancada y reforzar el aspecto militar de Japón, ganó un nuevo mandato de tres años como presidente del Partido Liberal Democrático (PLD) después de que su único rival potencial no generara el apoyo suficiente.
"Si bien estamos creando un ciclo económico virtuoso, extenderé la sensación de recuperación a todos los rincones de las regiones y a todo el país, escapando por completo de la deflación", dijo Abe a una multitud de partidarios antes de registrarse para votar.
El primer ministro dijo también en un comunicado que profundizará el debate público para la revisión de la Constitución pacifista del país tras la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo de cambiar la carta magna.
El equipo político de Abe se ha comprometido a centrarse de nuevo en la vacilante economía, después de gastar capital político el año pasado en un intento por aprobar una impopular ley que permitiría que las tropas japonesas luchen en el extranjero por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial.
Japón ha tenido una serie de líderes que han durado muy poco tiempo en el cargo, comenzando con el propio primer mandato de Abe entre 2006 y 2007, después de un periodo de cinco años de Junichiro Koizumi como primer ministro desde 2001 a 2006.
Las próximas elecciones generales no están previstas hasta 2018.
El yen ha caído más de un 30 por ciento frente al dólar y los precios de las acciones en Tokio y las ganancias de las empresas se han duplicado con creces desde que Abe asumió como jefe del entonces opositor PLD en septiembre de 2012 y llevó posteriormente al partido a la victoria.
Sin embargo, la inversión corporativa es lenta y los aumentos salariales no han podido seguir el ritmo del alza de los precios. El PIB se contrajo un 1,2 por ciento anualizado en el trimestre abril-junio debido a una caída de las exportaciones y al débil gasto de los consumidores.