Un presunto ataque "químico", del que varios países acusaron al régimen de Bashar Al Asad, dejó este martes al menos 58 muertos y unos 170 heridos, incluyendo numerosos niños aquejados de convulsiones y problemas respiratorios, en una localidad rebelde de Siria.
El bombardeo provocó una oleada de indignación internacional y Washington, París y Londres responsabilizaron al gobierno de Al Asad, que desmintió "categóricamente" toda implicación.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá con carácter de emergencia para examinar las circunstancias de los bombardeos que alcanzaron el martes temprano Jan Sheijun, una pequeña ciudad de la provincia de Idlib, bastión de los rebeldes y yihadistas en el noroeste de Siria.
"Hemos oído bombardeos [...] Corrimos dentro de las casas y había familias muertas. Vimos niños, mujeres y hombres muertos en las calles", contó a la AFP un testigo, Abu Mustafá.
Videos de militantes antirrégimen mostraban cuerpos sin vida sobre las calzadas y otras personas aquejadas por espasmos y episodios de asfixia.
Las víctimas "tienen las pupilas dilatadas, convulsiones, espuma saliéndole de la boca", explicó Hazem Shahwane, un socorrista entrevistado en uno de los hospitales de la ciudad. Al menos 11 niños fallecieron, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Se trata del "segundo ataque químico más mortífero del conflicto en Siria", después del que causó más de 1.400 muertos en 2013, dijo la organización, que no pudo precisar qué tipo de gas tóxico se había utilizado.
“Rendir cuentas”
El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Misutra, declaró que la ONU quiere "identificar claramente las responsabilidades" y que los autores del ataque con armas químicas en Siria "rindan cuentas.
Reaccionando al caer la tarde, el ejército sirio desmintió "categóricamente haber usado hoy (martes) sustancias químicas o tóxicas en Jan Sheijun (...)" y subrayó que "nunca las usó, en ningún momento, en ningún lugar y que no lo hará en el futuro", afirmaron las fuerzas armadas en un comunicado publicado por la agencia oficial Sana.
El gobierno sirio, que ratificó la Convención sobre la prohibición de armas químicas en 2013, ha desmentido en muchas ocasiones el uso de armamento químico, pero las acusaciones a Damasco por emplear este tipo de armas se suceden, y una investigación dirigida por la ONU ha apuntado al régimen por haber realizado al menos tres ataques con clorina, en 2014 y 2015.
El ejército ruso, principal aliado del régimen sirio, afirmó que tampoco había llevado a cabo ningún bombardeo en la zona afectada.
Aún así, la oposición siria acusó al régimen de haber utilizado "obuses con gas químico". Este "crimen horrible" recuerda al ataque de verano de 2013 cerca de Damasco, que la comunidad internacional "dejó impune", agregó, advirtiendo que "ponía en entredicho" el proceso de paz destinado a poner fin a un conflicto que ya lleva seis años de duración.
“Intolerable”
Tildando el ataque de "intolerable", Sean Spicer, portavoz del presidente estadounidense, Donald Trump, denunció un "acto condenable" del régimen de Al Asad.
Para el presidente francés, François Hollande, "una vez más el régimen sirio niega la evidencia de su responsabilidad en esta masacre".
"Aunque no podemos estar seguros de lo ocurrido, esto tiene todas las características de los ataques de un régimen que ha usado repetidamente armas químicas", dijo el ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, en un comunicado.
La corresponsal de la AFP en Jan Sheijun vio a personal sanitario tratando de socorrer a una joven, pero en vano. Su padre, destrozado por el dolor, la tomó en brazos, besó su cara y se la llevó fuera del hospital.
La periodista también vio a pacientes con espuma saliéndole de la boca. Muchos eran rociados con agua mientras los médicos trataban de reanimarlos.
Según la corresponsal, el hospital fue posteriormente bombardeado, provocando importantes daños en el centro de salud y la huida de los médicos entre los escombros.
El ataque de este martes coincide con el inicio de una conferencia de dos días en Bruselas sobre el futuro de Siria auspiciada por la Unión Europea y Naciones Unidas, pero no se prevé la asistencia de algunos actores claves como Rusia o Turquía.