Un hombre que quedó parapléjico en un tiroteo, tras herir a cuatro personas, recibió este martes la eutanasia antes de llegar a ser juzgado, tras una decisión inédita de la justicia española que dio prioridad a su derecho a morir.
Marin Eugen Sabau, de 46 años, agente de seguridad rumano, disparó a tres colegas en diciembre y a un policía, hiriéndolos.
Los hechos ocurrieron en Tarragona (noreste), y Sabau recibió un disparo en la columna vertebral que le dejó paralítico.
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"De acuerdo con la realización de la eutanasia que estaba prevista para el día de hoy (23/8/22), el señor Marin Eugene Sabau ha fallecido a las 18H30" (16H30 GMT) en un hospital cercano a Barcelona, informó su abogado, Gerard Amigó.
Sabau explicó en su momento que atacó a sus compañeros tras sufrir "un infierno" en el trabajo, acusando a sus jefes de racismo.
Desde entonces, estaba postrado en una cama en el hospital penitenciario de Terrassa, y reclamaba que le ayudaran a morir.
"Estoy parapléjico. Llevo 45 puntos en la mano. No puedo mover bien el brazo izquierdo. Llevo tornillos y no siento el pecho", explicó al tribunal de Tarragona que falló en su favor.
El tribunal argumentó que la eutanasia es un "derecho fundamental" y que la ley española que la regula no especifica nada sobre "personas que se hallen en situación de prisión provisional o sujetas a un procedimiento judicial".
Los abogados de las víctimas pedían, en cambio, esperar a después del juicio para que el acusado pudiera indemnizar a las víctimas.
"Las víctimas tienen un sentimiento de frustración. Se ha dejado a una persona decidir cómo y cuándo acabar con un procedimiento judicial", dijo a AFP José Antonio Bitos, abogado de dos policías heridos (uno por balas, el otro en la persecución posterior).
"No nos oponíamos a la eutanasia en sí, pero antes del juicio, sí", añadió, recordando que los dos agentes recibirán compensación de la administración al haber sido heridos en acto de servicio, pero no las otras víctimas.
La ley autorizando la eutanasia en España entró en vigor el 25 de junio de 2021, convirtiéndolo en el cuarto país europeo en despenalizarlo, después de Holanda, Bélgica y Luxemburgo y en poco más de un año se llevaron a cabo unas 180, según datos del gobierno.