Presidente de Ucrania dice que situación en Borodianka es "mucho más horrible" que en Bucha
La situación en Borodianka, una localidad al noroeste de Kiev evacuada recientemente por las tropas rusas, es "mucho más horrible" que en Bucha, donde se cometieron masacres de civiles que causaron conmoción mundial, declaró el jueves el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
En esta pequeña localidad, "hay más víctimas" que en Bucha, dijo Zelenski en un video, y añadió que "cada crimen será aclarado y su verdugo encontrado".
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Poco antes, la Fiscal General de Ucrania, Iryna Venediktova, anunció en Facebook que los socorristas habían descubierto 26 cuerpos entre los escombros de dos edificios bombardeados en la ciudad, que tenía poco más de 13.000 habitantes antes de la guerra.
Pero "resulta imposible predecir" cuántos muertos hubo en el lugar, añadió Venediktova, para quien la localidad "es la ciudad más destruida de la región".
- Muertes, torturas y violaciones -
"Solo la población civil fue blanco de los ataques: aquí no hay ninguna base militar", escribió Venediktova en Facebook.
La fiscal declaró que los rusos lanzaron bombas de racimo y lanzacohetes pesados múltiples "que trajeron muerte y destrucción".
"Hay pruebas de crímenes de guerra de las fuerzas rusas en cada momento", añadía.
"El enemigo bombardeó de forma cobarde las infraestructuras residenciales por la noche, cuando más gente había", aseguró Venediktova.
También acusó a los soldados rusos de entregarse a "asesinatos, torturas y palizas" contra los civiles, así como violaciones, por lo que las fuerzas del orden estarían recogiendo pruebas para los tribunales locales e internacionales.
Estos macabros descubrimientos se multiplican desde hace días en las ciudades de esta zona devastada por los combates.
Ucrania y los países occidentales acusan a los militares rusos de "crímenes de guerra" después de que aparecieran decenas de cadáveres, aparentemente civiles asesinados de un disparo de arma de fuego, en las calles Bucha, al noroeste de Kiev.
El ejército ruso entró en Bucha el 27 de febrero, tres días después de la invasión de Ucrania, y permaneció en la ciudad durante un mes.