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¿Por qué están tan seguros los científicos de que viene El Niño?

¿Por qué están tan seguros los científicos de que viene El Niño?
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Los científicos siguen sin poder predecir la intensidad y duración de El Niño.

El fenómeno de El Niño, que puede provocar sequías e inundaciones, ya está en camino en el Océano Pacífico.

Eso dicen los científicos. Pero el año pasado anunciaron lo mismo, en algún momento llegaron a darle un 70% de probabilidades, y no se produjo.

En la Oficina Meteorológica de Australia advierten este año de un fenómeno "sustancial". En Japón fueron los primeros en reportarlo y, desde marzo, científicos estadounidenses ya están hablando de la llegada del El Niño.

¿Cómo pueden estar tan seguros? En realidad no lo están.

Las predicciones las hacen a partir de un sistema de boyas marinas equipadas con sensores para medir temperaturas, corrientes y vientos.

Así tratan de detectar un fenómeno que surge de las variaciones en la temperatura del Océano Pacífico.

Esos datos se suman con otros recogidos por satélites y estaciones de observación meteorológica, y se cruzan con complejos modelos computarizados diseñados precisamente para predecir El Niño.

Sin embargo, esos modelos todavía no son capaces de predecir su intensidad y duración, o las áreas que van a ser afectadas. Y como vimos el año pasado, tampoco predice si realmente se va a materializar.

Eso sí, una vez ha empezado, los modelos pueden predecir cómo se va a desarrollar en los siguientes seis a nueve meses, con una razonable precisión.

El Niño consiste en un calentamiento de las corrientes oceánicas como parte de un complejo ciclo que vincula la atmósfera y el océano.

El fenómeno altera los patrones climáticos en todo el mundo y puede hacer desde que el invierno del suroeste de Estados Unidos sea más húmedo hasta provocar sequías en el norte de Australia.

 

Las consecuencias que tiene en Europa son menos obvias.

Los investigadores consideran que fenómenos extremos como éste pueden ser más habituales con el calentamiento global.

Científicos australianos dijeron que sus modelos sugieren que este año se puede fortalecer a partir de septiembre, pero es demasiado pronto para afirmarlo con seguridad.

"Este es un efecto propio de El Niño, no es uno 'débil'", dice David Jones, gerente de Monitoreo y Predicción de la Oficina Meteorológica.

"Siempre hay un poco de duda cuando se trata de prever la intensidad, pero analizando los modelos como un todo, sugeriríamos que va a ser un fenómeno significativo", agrega Jones.

Pero ya se está hablando de El Niño en muchos lugares.

En India, decenas de agricultores se han suicidado por los daños que en sus cultivos han provocado las lluvias fuera de estación.

Y al otro lado del mundo, en República Dominicana, se atribuye al fenómeno la intensa sequía, una de las peores en dos décadas.

Hace cinco años, un El Niño muy fuerte fue vinculado a una pobre temporada de lluvias monzónicas en el sureste asiático, sequías en el sur de Australia, Ecuador y Filipinas, tormentas de nieve en Estados Unidos, olas de calor en Brasil e inundaciones en México.

Otro se esperaba el año pasado, con temperaturas récord, pero no llegó a materializarse.

El profesor Eric Guiyardi, del Departamento de Meteorología de la Universidad de Reading, en Reino Unido, cree que en el verano del hemisferio norte ya estará claro si este año va a ser diferente.

"La probabilidad de El Niño es alta pero su eventual intensidad en el invierno cuando tiene mayor impacto en todo el mundo, todavía es desconocida", dice.

"En el verano sabremos cuán fuerte va a ser".

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