Llegó el sábado, con un séquito de 1.000 personas, a disfrutar de las bondades de la costa del sur de Francia. Sin embargo, el rey Salman de Arabia Saudita no fue bien recibido por los vecinos.
Más de 100.000 personas firmaron una petición contra el cierre de una playa en la Ribera Francesa para que las vacaciones del rey sean privadas.
La petición remarca que el balneario de Vallauris es público y debiera estar "disponible para que todos se beneficien de él".
Las autoridades cerraron la playa el sábado para prevenir que manifestantes la ocuparan con motivo de la visita del rey Salman.
Séquito de 1.000 personas
El monarca llegó al aeropuerto de Niza en dos aviones Boeing 474 de Saudi Arabian Airlines. Se espera que él y sus acompañantes se queden por tres semanas.
El círculo cercano del rey se quedará en la villa –localizada entre Antibes y Cannes- mientras otras 700 personas pernoctarán en hoteles en Cannes.
El cierre de parte de la playa La Mirandole, debajo de la villa del rey, ha enfurecido a varios residentes locales.
"Recordamos que esta es una zona natural, como todos los estamentos públicos marítimos, es una propiedad pública intrínseca que debe estar disponible para el beneficio de todos, los residentes, los turistas, los franceses, los extranjeros o quienes pasen por allí", dice la petición.
"Le pedimos al Estado que garantice el principio fundamental de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley".
Varios carteles notificando el cierre de playa se publicaron en medio de fuertes medidas de seguridad para el visitante real.
El alcalde de Vallauris también le escribió al presidente Francois Hollande en protesta por el los trabajos realizados en la propiedad, que no contaron con la venia de la autoridad local.
Además del cierre, en la playa se desplegó una plataforma de cemento a la que llega un ascensor desde la villa del rey, quien se comprometió a eliminarla cuando se fueran.
"Entendemos las razones de seguridad y un mayor interés de la nación. Pero nadie puede exonerarse de las leyes", escribió el alcalde Michelle Salucki.
También hay una prohibición de acercarse a la villa, que rige en los 300 metros adyacentes.
"Estamos hartos y cansados de tener que darnos la vuelta", comentó una mujer local, citada por la agencia de noticias AFP.
"Entiendo que haya que garantizar su seguridad, pero deberían dejarnos poder nadar".
Positivo para la economía
Quienes no están molestos con la llegada del rey y de su séquito son los comerciantes del área.
Michel Chevillon, presidente de la asociación de gerentes de hoteles de Cannes aseguró que la visita "es una muy buena noticia" para la hotelería y la economía local.
"Esta gente tiene un gran poder de compra", dijo.