Por qué Hillary Clinton no logra despegar pese a maquinaria política y a los millones en su campaña
Cuando Hillary Clinton anunció en abril del año pasado que buscaría ser la primera mujer presidente de Estados Unidos, pocos pensaron que tuviera rival.
Comenzó la campaña con 40 puntos de ventaja en las encuestas sobre el senador Bernie Sanders, pero ahora el camino hacia la Casa Blanca no parece tan sencillo.
La derrota en las primarias de New Hampshire este martes y el estrecho triunfo en Iowa por un 0,2% recuerdan a lo sucedido en 2008. Entonces, un joven Barack Obama se impuso a Clinton, que ahora, ocho años después, vuelve a ser favorita.
El "demócrata socialista" Sanders, de 74 años, ha ido ganando terreno gracias al fervor de los jóvenes y a su discurso contra la inequidad salarial y Wall Street, entre otras cosas.
Sanders llama a una "revolución" y a combatir "el sistema", discurso que también está triunfando en el bando republicano con candidatos como Donald Trump o Ted Cruz.
"Bernie Sanders subió como la espuma, mucho más rápido de lo que nadie hubiera esperado hace seis meses", le dijo a BBC Mundo Federico de Jesús, consultor político y exportavoz hispano de la campaña de Obama en 2008.
Fervor juvenil
Y eso se debe, en parte, al apoyo de los jóvenes. Las sensaciones que se percibían en sus mítines, amenizados con rock, se confirmaron en los caucus de Iowa la pasada semana. El senador arrasó en el grupo entre 17 y 29 años con el 84% de los votos.
Clinton logró imponerse por un estrecho margen en los caucus de Iowa celebrados el 1 de febrero pero perdió claramente las primarias de New Hampshire.
"Hillary tiene un déficit de entusiasmo que es, en parte, por lo que Bernie Sanders lo hizo tan bien, sobre todo entre los jóvenes", dijo después de Iowa el periodista de la BBC Nick Bryant.
"Es vista como una figura tradicional del partido y una pragmática moderada en un momento en el que el que los populistas radicales, como Sanders, están de moda", afirmó Bryant, que cree que está germinando el mensaje de que Clinton es elestablishment.
Pese a sus 74 años, Sanders, senador por el pequeño estado de Vermont, resulta una cara más novedosa que Clinton, quien ha estado en primera plana de la política desde que su marido, Bill, fue elegido presidente en 1992.
Luego, ella cumplió sus propias aspiraciones: fue senadora por Nueva York y jefa de la diplomacia con Obama de 2009 a 2013. Fracasó en 2008 en su intento de emular a su esposo y ser presidenta, pero ahora lo intenta de nuevo.
"Clinton representa 'el sistema'. Yo represento a los estadounidenses normales", lanzó Sanders en el último debate.
La campaña de Clinton recaudó US$112 millones en 2015 –el magnate George Soros donó US$6 millones- según la Comisión Federal Electoral. Sanders recaudó US$73 millones el pasado año.
Ella replicó con que busca ser "la primera mujer presidente", lo que le sitúa como unaoutsider, afirma.
El pasado de Clinton, de 68 años, es un arma de doble filo: por un lado le sirve para ofrecer experiencia, pero por otro, Sanders lo usa para vincularla al sistema.
El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Estatal de Iowa Steffen Schmidt le explicó a BBC Mundo que "Clinton tiene una historia de problemas que afecta a su imagen entre los jóvenes y no tan jóvenes".
Schmidt cita como ejemplo sus posturas en el pasado sobre Wall Street o el uso de su servidor privado para enviar correos cuando era secretaria de Estado. "Aunque los demócratas defienden que no existe delito, realmente le perjudica mucho", dijo el profesor.
El poder del dinero
Toda una vida en política da fama y contactos, de los cuales se sirve la exsecretaria de Estado para recaudar los fondos necesarios para una carrera de largo aliento. En abril del año pasado anunció su candidatura y si vence a Sanders, deberá pelear hasta la elección final el 8 de noviembre.
Sanders consiguió recaudar más de US$20 millones de contribuciones a su campaña en enero, la mayoría en internet, con una media de US$27.
Son muchos meses de discursos, de viajes, de mítines, de encuentros. Y mucho gasto.
Hasta el momento nadie ha recaudado más que Clinton, incluyendo los candidatos republicanos. Un total de US$112 millones por los US$74,3 de Sanders, según los datos de la Comisión Electoral, disponibles hasta el 31 de diciembre del año pasado.
Y quizás por ello y pese al revés de New Hampshire, muchos la siguen considerando favorita. El diario The New York Times, uno de los principales referentes de los medios liberales, ya le dio su respaldo.
"Clinton todavía tiene al resto de la coalición de Obama con ella y ese es el reto principal que enfrenta Sanders - cómo superar la ventaja de Hillary con las minorías y las mujeres", indicó a BBC Mundo el consultor político Federico de Jesús.
Clinton cuenta también con muchos aliados dentro del Partido Demócrata que pueden ser decisivos.
Cada triunfo en las primarias de un estado concede cierto número de delegados, que son los que votarán finalmente en la convención nacional de julio. De ahí saldrá el candidato demócrata.
Los superdelegados
Pero además de esos delegados, están los superdelegados: líderes del partido que tienen independencia para votar por quien quieran.
Son 712 y según una encuesta realizada en noviembre del año pasado por la agencia AP con el 80% de ellos, 359 apoyan a Clinton y sólo ocho a Sanders.
La ventaja de Clinton es mucho mayor que la que tenía en 2007 frente a Obama.
Aunque algunos pueden cambiar de opinión hasta julio y 210 superdelegados no tenían aún claro su voto, Clinton podría contar ya con el 15% de los 2.382 delegados totales necesarios para ganar la nominación.
Por comparar: New Hampshire puso en juego este martes 32 delegados.
Y los superdelegados son especialmente importantes porque piensan más allá: en el cara a cara con los republicanos.
"La idea es que las elites del partido tienen un sentido de quién es viable y elegible como candidato", explicó en la cadena pública NPR Lynn Vavreck, polítólogo de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA).
Clinton ha desplegado toda la maquinaria política a su alcance. Ha recurrido a su marido y a su hija Chelsea. Y también a pesos pesados de la política y del partido como la exsecretaria de Estado Madeleine Algright, pionera al frente de la cartera de Exteriores de Estados Unidos.
La exsecretaria de Estado sufrió una derrota en New Hampshire, pero el camino hasta la nominación en julio aún es largo.
Además, los expertos en campaña y encuestas que llevan años trabajando para el partido también están del lado de Clinton.
El principal encuestador de la campaña es Joel Benenson, que ya trabajó en el equipo de Obama. Y John David Podesta, director de la candidatura de la exsecretaria de Estado, fue jefe de gabinete del presidente Bill Clinton y consejero de Obama.
El presidente Obama, mientras, mantiene su neutralidad, pero ha elogiado a Hillary, de la que dice que sería una gran presidenta.
"El reto principal que enfrenta Sanders es cómo superar la ventaja de Hillary con las minorías y las mujeres", apuntó también el experto Federico de Jesús.
Por lo tanto, las dificultades que encara Sanders son enormes. Pero también Obama partía como víctima ante la maquinaria de Clinton en 2008.