El mismo día en que Omar Mateen mató a 49 personas e hirió a más de 50 en una discoteca gay de Orlando, Florida (EE.UU.), el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) declaró haberlo investigado durante 10 meses en 2013 e interrogado de nuevo en 2014.
Estos detalles compartidos por un vocero del FBI horas después del atentado el pasado domingo hicieron que algunos cuestionaran la actuación previa de la agencia federal.
Cómo Mateen pudo cometer el ataque a pesar de estar en el radar del FBI, fue una de las interrogantes planteadas por decenas de usuarios en las redes sociales.
Además de la crítica del público en general, varios exfuncionarios de la agencia federal señalaron limitaciones en el protocolo interno que quizá pudieron perjudicar el hallazgo de mayores pistas sobre el plan de Mateen.
"Las guías del FBI desmotivan a los agentes a monitorear a terroristas potenciales en el largo plazo, porque si una investigación no produjo evidencias de un crimen, debe cerrarse luego de seis meses", le dijo a la revista Time Tim Murphy, quien fue subdirector del FBI entre 2010 y 2011.
Otros expertos en seguridad nacional señalaron que los agentes del FBI están sobrepasados de casos de potencial terrorismo, limitados por las restricciones de privacidad y constitucionales, y enfrentándose a amenazas como el autoproclamado Estado Islámico (EI), reportó el diario The Washington Post.
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Funcionarios del FBI han declarado estar llevando casi mil investigaciones abiertas que involucran a posibles "extremistas domésticos" en los 50 estados del país, la mayoría de ellos vinculados o inspirados en el EI.
Sin embargo, su director, James B. Comey, ha mantenido la postura de que la agencia hizo todo lo que estaba en su capacidad para monitorear a Mateenen 2013 y 2014. En ambos momentos, dijo, no encontraron una evidencia concreta para ejercer acciones en su contra.
"El FBI no puede mantener a la gente bajo investigación de manera indefinida", señaló Comey el pasado lunes.
¿Qué hizo el FBI con Omar Mateen?
La agencia federal afirmó que lo vigiló durante 10 meses en 2013, grabó sus llamadas y usó a informantes confidenciales para detectar si estaba radicalizado.
También lo añadió en la lista de potenciales terroristas dentro del país.
Todo esto se hizo luego de que Mateen realizara comentarios sobre organizaciones radicales en su trabajo que alarmaron a sus colegas, según declaró un portavoz del FBI el pasado domingo.
El FBI lo entrevistó en dos ocasiones antes de decidir cerrar el caso.
Un par de meses después, ya en 2014, su nombre surgió de nuevo cuando el FBI indagaba sobre el atacante suicida estadounidense Moner Abu Salha, que se unió al EI en Siria.
El FBI interrogó a Mateen sobre sus posibles vínculos con el atacante y descartó el caso al no haber hallado evidencia que los relacionara.
Finalmente, Mateen fue extraído de la lista de potenciales terroristas. Su registro quedó libre de actos criminales.
A pesar de la discusión actual sobre los esfuerzos que invirtió o dejó de invertir el FBI en investigar a Mateen, no es la primera vez que una persona sometida al escrutinio de la agencia federal acaba cometiendo un atentado.
Casos previos
La agencia cerró una investigación sobre el residente de origen chechenoTamerlan Tsarnaev en 2011, dos años antes de que se juntara con su hermano menor y pusieran explosivos cerca de la línea de llegada en la maratón de Boston, lo que resultó en la muerte de tres personas y más de 200 heridos.
El FBI entrevistó a Tsarnaev a pedido del gobierno ruso, que había reunido información que lo vinculaba con posturas islámicas radicales.
Los investigadores cerraron el caso tres meses después al no haber encontrado ninguna relación con el terrorismo, indicó el reporte del inspector general del FBI.
Una situación similar ocurrió con Elton Simpson, quien fue investigado en 2006, se cerró su caso y en 2015 fue abatido junto a otro hombre por la policía luego dedisparar con un rifle de asalto en una exhibición de caricaturas del profeta musulmán Mahoma que se celebraba en Texas.
Acceso a las armas
Algunos senadores demócratas creen que, más allá del FBI, el problema está en el fácil acceso a las armas que existe en el país.
Es que si el atacante de Orlando hubiese permanecido en las listas de potenciales terroristas del FBI, de todas maneras hubiera podido comprar las armas de forma legal.
Esto es porque hasta el momento el Congreso de EE.UU. ha votado a favor de que las personas que figuran en estos listados puedan acceder a la compra de armas.
La mayoría republicana del Senado considera que todos los ciudadanos estadounidenses, inclusive los que aparecen en este registro, deben tener el derecho a la defensa de acuerdo con lo contemplado por la Constitución del país.
Quienes no pueden comprar armas, por ejemplo, son aquellos sobre los que pesan cargos por violencia doméstica, diagnósticos de enfermedades mentales o registros criminales.
Luego de la matanza de San Bernardino (California) en diciembre del año pasado, senadores demócratas propusieron una ley que le daba poder al FBI de bloquear la venta de armas para aquellos que aparecieran como potenciales terroristas en el sistema.
Pero la legislación no obtuvo el número suficiente de votos para aprobarse.
La única obligación que tienen los vendedores autorizados de armas en EE.UU.con el FBI es alertarles cuando vendan armas a alguna persona que aparezca en la lista. Pero esto pasará una vez se haya realizado la transacción.
El ataque en Orlando ha provocado nuevos diálogos entre ambos partidos sobre este tema, loque quizá desemboque en una legislación más restrictiva.