AFP
La tenacidad no fue suficiente para Pedro Sánchez, jefe de los socialistas españoles, que sucumbió a una rebelión interna hostil a su estrategia de oposición frontal a la derecha.
Durante meses, Sánchez opuso una obstinada resistencia al Partido Popular (PP), que en los últimos nueve meses no dejó de presionarlo por activa y por pasiva para que permitiera gobernar con minoría a Mariano Rajoy.
Sin embargo, no sobrevivió al sector crítico del PSOE, que ante los malos resultados del último año prefiere resignarse a la oposición, y rehacerse antes de intentar de nuevo llegar al poder.
Sánchez, un profesor de economía de 44 años, era prácticamente un desconocido cuando en julio de 2014 tomó las riendas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), gracias a las primeras elecciones primarias organizadas por la formación fundada hace 137 años.
De 1,90 de estatura, cabello oscuro y siempre impecablemente vestido, "Pedro el guapo", como bautizaron medios españoles a este hombre, casado y padre de dos hijas, se presentaba como el renovador del PSOE.
De derrota en derrota
Nacido el 29 de febrero de 1972 en Madrid, Sánchez creció en una familia acomodada, de padre empresario y madre abogada y funcionaria, antes de estudiar en Madrid y cursar una maestría en Economía política en Bruselas.
Amante de la política desde joven, según sus compañeros de clase, fue consejero municipal en Madrid de 2004 a 2009, cuando la derecha aún gobernaba la capital.
Luego ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados de 2009 hasta 2011, año en el que el líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero se retiró y la derecha ganó las elecciones.
Tras regresar a la Cámara Baja en 2013, se volvió la cara visible de la oposición a la política de austeridad del conservador Mariano Rajoy.
Desde las legislativas de diciembre de 2015, que desembocaron en un Parlamento muy fragmentado, la estrategia de Sánchez ha sido atrincherarse en el "No" a un nuevo gobierno de Rajoy.
Ha criticado insistentemente a Rajoy y sus "políticas neoliberales" de recortes que "agravan las desigualdades", así como la multiplicación de casos de corrupción bajo su mandato.
Pero tras nueve meses de bloqueo político que tienen a España sin gobierno, los barones socialistas dijeron "basta".
Según los líderes regionales del partido, Sánchez ha agravado la debacle electoral del PSOE, que ha ido de derrota en derrota en los últimos seis comicios.
Tras el desenlace de este sábado podrían emerger sus enemigos en el partido, empezando por la más influyente, la presidenta andaluza Susana Díaz, con quien mantiene una mala relación que es de notoriedad pública.
Una relación difícil con Podemos
Aún segundo partido de España, al PSOE le pisa los talones la formación antiausteridad Podemos, nacida en enero de 2014.
Públicamente, Sánchez formuló la idea de formar un gobierno alternativo junto a Podemos, y apoyado de alguna forma por los partidos nacionalistas catalanes para alcanzar la mayoría en el Parlamento.
En privado, sin embargo, era consciente del riesgo de una alianza con Podemos y su líder Pablo Iglesias, con quien nunca ha tenido empatía, según una persona cercana a Sánchez.
En marzo, el hasta ahora líder del PSOE se arriesgó a someterse a una votación de investidura con el apoyo de los liberales de Ciudadanos. El intento fracasó con los votos en contra de Podemos y el PP de Mariano Rajoy.
Criticado por su falta de diálogo en el interior de su partido, Sánchez desoyó hasta el final los consejos del ex presidente del gobierno socialista Felipe González (1982-1996), que propone dejar gobernar a la derecha para poner fin al prolongado bloqueo político.