Decenas de miles de peregrinos se unieron al Papa en la tradicional procesión del viacrucis en el coliseo romano.
Entre quienes portaban cruces en la procesión, había refugiados que huyeron de los conflictos de Irak y Siria, así como otros que huyeron de Boko Haram en Nigeria.
El Papa expresó previamente su preocupación por el sufrimiento de los cristianos perseguidos por su fe y describió el uso de la fuerza por parte de la comunidad internacional como algo legítimo si sirve para frenar una agresión injusta por parte del autodenominado Estado Islámico.
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