Papa Francisco enfrenta el doloroso tema de la pederastia en Timor Oriental
El papa Francisco viaja a Timor Oriental la próxima semana, donde enfrentará los escándalos de pederastia dentro de la Iglesia, mayormente ignorados por los artífices de la independencia de este país de mayoría católica.
En el centro de este doloroso tema se encuentra el caso de Monseñor Carlos Belo, uno de los héroes de la independencia del país, acusado de abusos sexuales contra niños durante unos veinte años y sancionado en secreto por el Vaticano en 2020.
Francisco, de 87 años, visitará Dili, la capital de este país insular situado entre Indonesia y Australia, del 9 al 11 de septiembre, como parte de una ambiciosa gira por cuatro países de Asia-Pacífico.
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Monseñor Belo recibió el Premio Nobel en 1996 por su papel clave en la defensa de los derechos humanos en el país, que se independizó en 2002 tras más de cuatro siglos de colonización portuguesa y 25 años de ocupación indonesia.
En 2022 una impactante investigación de un semanario neerlandés lo acusó, con testimonios, de haber abusado y violado a adolescentes en las décadas de 1980 y 1990, además de haber comprado su silencio, lo que forzó al Vaticano a hacer públicas las sanciones que le había impuesto dos años antes.
Monseñor Belo, una figura muy respetada por los timorenses, tiene ahora 76 años, renunció a sus funciones en 2002 invocando razones de salud y vive actualmente en Portugal.
A pesar de la gravedad de las acusaciones el prelado sigue gozando de un amplio apoyo entre los 1,3 millones de habitantes del país, de los cuales 98% son católicos.
"Sentimos que lo hemos perdido. Lo extrañamos", dice a la AFP Maria Dadi, presidenta del consejo nacional de la juventud de Timor Oriental, subrayando que "él realmente contribuyó a la lucha de Timor Oriental".
Papa Francisco prometió 'tolerancia cero'
El programa oficial del papa no prevé encuentros con las víctimas, y el Vaticano no comentó sobre el tema.
El papa Francisco, que prometió "tolerancia cero" ante este flagelo desde su elección en 2013, podría, sin embargo, abordar el tema en uno de sus discursos, lo que sería considerado un gesto significativo, o bien reunirse en privado con las víctimas.
Para las asociaciones de víctimas en otros países el papa debe "reconocer los abusos sexuales cometidos por responsables de la Iglesia" contra niños timorenses.
"Las personas agredidas por Monseñor Belo y otros miembros del clero en Timor Oriental esperarán una declaración pública del papa sobre el continuo fracaso de la Iglesia en tratar con su clero problemático", afirma Tony Gribben, fundador del grupo de sobrevivientes Dromore, con sede en Irlanda del Norte.
Según él una reunión tendría "un valor limitado" para las víctimas, al igual que las disculpas ofrecidas por Francisco durante una visita a Irlanda en 2018.
"El evento fue un ejercicio de relaciones públicas bien diseñado. Pero desde entonces todo sigue igual en la Iglesia católica irlandesa", sostiene.
El grupo estadounidense Bishop Accountability, que documenta la crisis de abusos en la Iglesia, anunció haber escrito una carta a un influyente cardenal pidiéndole intervenir ante el papa "en nombre de las víctimas timorenses abandonadas".
Sin embargo para muchos habitantes el tema no es central y muchos incluso esperaban que Belo fuera autorizado a regresar para asistir a la visita del papa.
"Como pueblo estamos muy tristes por la ausencia de Monseñor Belo", declaró Francisco Amaral da Silva, un académico de 58 años. "El gobierno y la Iglesia católica deberían invitarlo", afirmó.
No obstante en Dili se percibe cierta incomodidad con la idea de que su nombre esté vinculado a esta tan esperada visita.
Esta semana un mural que representaba a Monseñor Belo fue pintado en una pared bajo un cartel que daba la bienvenida al papa Francisco. El jueves ya había sido borrado.