Por América Jiménez y AFP
Este viernes, el papa Francisco celebró junto a miles de fieles católicos la bendición "Urbi et Orbi", y durante el transcurso de la ceremonia, hizo mención a varios de los hechos que marcaron el 2015.
Durante su tradicional mensaje de Navidad, el pontífice rindió homenaje a las personas y países que socorren y acogen a migrantes y aportó su apoyo a los recientes esfuerzos auspiciados por la ONU para poner fin a las guerras en Siria y en Libia.
"Que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria (...) Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos", pidió el papa refiriéndose a las distintas partes de esta guerra civil.
El papa denunció también los "atroces actos terroristas" y la destrucción del "patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros".
"Quiero recordar también a cuantos han sido golpeados por los atroces actos terroristas" en "las recientes masacres sucedidas" en Egipto, Beirut, París, Bamako y Túnez, dijo. Pidió también que "cesen las atrocidades" en Irak, Yemen y en el África subsahariana que, además de "numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico y cultural de pueblos enteros", dijo.
La búsqueda de paz en Colombia
También aprovechó de pedir que la Navidad "ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano" para que prosiga su búsqueda de la paz.
"Que la alegría de este día ilumine los esfuerzos del pueblo colombiano para que, animado por la esperanza, continúe buscando con tesón la anhelada paz", declaró desde el balcón de la Basílica de San Pedro de Roma.
La guerrilla de las FARC y el gobierno de Colombia entablaron hace tres años un diálogo para terminar con medio siglo de enfrentamiento armado.
Hace poco más de una semana, las dos partes dieron un paso decisivo hacia la firma de la paz que negocian en Cuba, comprometiéndose a reparar a las víctimas del conflicto y castigar a los culpables de delitos atroces.
El conflicto colombiano, que comenzó como una sublevación campesina, es uno de los más largos en el mundo y ha causado unos 220.000 muertos y seis millones de desplazados.