AFP
El papa Francisco advirtió este miércoles que "el mundo está en guerra" pero por intereses, no por la religión, tras el impactante asesinato de un cura en Francia a manos de yihadistas que sacudió los cimientos de la Iglesia.
El pontífice argentino inició su visita en Cracovia con un pedido fuerte y directo al gobierno polaco, al que reclamó que reciba a "los que huyen de las guerras y del hambre".
"Se habla tanto de inseguridad, pero la palabra verdadera es guerra", dijo Francisco al aludir al degollamiento la víspera de un anciano sacerdote dentro de una iglesia en Francia, cuando daba misa.
El ataque, reivindicado por la organización yihadista Estado Islámico, generó gran preocupación en todo el viejo continente.
"Cuando hablo de guerra, hablo de guerra de intereses, por el dinero, por los recursos de la naturaleza y no de guerra de religión. Todas las religiones queremos la paz", explicó el papa a los periodistas que lo acompañaban en el vuelo que lo condujo de Roma a Cracovia para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud.
Queridos jóvenes, bendigo vuestros pasos hacia Cracovia para que formen una peregrinación de fe y de fraternidad. #Krakow2016
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 25 de julio de 2016
Y justamente "la guerra a pedazos", como volvió a llamarla el pontífice argentino, es una de las causas del éxodo de personas que invade Europa, y que el gobierno conservador polaco se niega a recibir aduciendo razones de seguridad.
"Hace falta disponibilidad para recibir a los que huyen de la guerra y el hambre, y solidaridad con aquellos que sufren en sus derechos, incluidos los que tienen problemas para profesar su fe", dijo el papa al abogar por un cambio de actitud ante el presidente polaco, Andrzej Duda, en el Castillo Real de Wawel en Cracovia.
"El fenómeno de la emigración requiere un suplemento de sabiduría y misericordia para superar los temores y hacer el mayor bien posible", añadió el pontífice que invitó a generar "sinergias internacionales" para "encontrar soluciones a los conflictos y a las guerras que obligan a las personas a abandonar su hogar".
Francisco llegó a las 16:00 horas al aeropuerto internacional Juan Pablo II de Cracovia-Balice, donde fue recibido con una ceremonia sobria y sin discursos encabezada por el presidente Duda, su esposa, y el cardenal Estanislao Dziwisz, así como dos niños que le hicieron entrega de un ramo de flores.
Comentando ante la televisión su reunión con el papa, Duda desmintió tensiones con el pontífice sobre la acogida de emigrantes.
"No rechazamos ayudar a las personas. Si huyen de la guerra, si son refugiados, claro que aquí les salvamos la vida, los acogeremos. Estamos en contra de que nos impongan gente a la fuerza", aseguró Duda al referirse a las cuotas de refugiados que la Unión Europea le pide asumir.
"Woodstock católico"
El pontífice argentino llegó a una ciudad invadida por jóvenes entusiastas de todo el mundo, más de 200.000 según la policía, un número menor de lo esperado, posiblemente por el temor de atentados que recorre todo el viejo continente.
Una multitud entusiastas de jóvenes, con banderas y camisetas de sus países, entre ellos numerosos latinoamericanos de Brasil, México, Costa Rica, Colombia, Argentina, saludó con aplausos y gritos el paso del papamóvil por el casco histórico de la ciudad.
"Lo pude ver. A solo cinco metros estaba, muy cerca. Fue increíble. Qué suerte. Y voy a ir a la misa del domingo, me voy a morir de felicidad", comentó emocionada la polaca Karina Borowicz, de 17 años, que viajó a Cracovia para la ocasión.
El papa, que prefiere las periferias del mundo, permanecerá cinco días en Cracovia, la diócesis que el cardenal Karol Wojtyla dirigió antes de convertirse en Juan Pablo II, cuya tumba en la basílica de San Pedro visitó poco antes de partir.
Como sus dos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI, Francisco visitará el jueves el santuario mariano de Czestochowa y el viernes el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, donde alrededor de 1,1 millones de personas murieron.
La primera jornada de Francisco en Polonia se concluyó con una tradicional serenata, un "Abba papa", tras lo cual Francisco se asomará a la ventana del episcopado donde se aloja para saludar a los asistentes al llamado "Woodstock" de los católicos.