El director general de la oficina de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, Michael Møller, no se hace muchas ilusiones sobre la reputación de su organización. Sabe que mucha gente se aparta decepcionada, porque no cumple con las expectativas. La guerra en Siria se agrava por semanas, la acogida de refugiados es cada vez más complicada y las Naciones Unidas parecen impotentes ante estas crisis.
"La percepción de las Naciones Unidas en el mundo es en definitiva más bien negativa, sobre todo en cuanto al Consejo de Seguridad se refiere", dice Møller y añade que "la gente ve sobre todo las guerras, a las que no ponemos fin, y las epidemias, ante las que no reaccionamos a tiempo”. Pero él cree que a pesar de todas las críticas justificadas, las Naciones Unidas desempeñan una labor fantástica en muchos ámbitos.
Nueva imagen y éxitos
Møller quiere en el futuro desviar la atención hacia lo que han conseguido las Naciones Unidas, como reducir a la mitad la mortalidad infantil y la pobreza. "Sin la ONU, esta red, que se ha construido el mundo en los últimos 70 años, todo esto no se hubiera conseguido”, expresó. Los antiguos principios de la organización, como son el fomento de la paz mundial, respeto a los derechos humanos y el derecho al desarrollo son válidos desde la fundación de la ONU en 1945.
Con su nuevo proyecto para mejorar la imagen de la ONU, "Cambio de percepción”, Møller se presenta ante la opinión pública con ofertas diversas, como un maratón en el parque de la ONU, citas rápidas en el centro cultural para informar a la gente sobre la labor de la organización o a través de las redes sociales, donde busca el contacto con la gente joven.
No explotan su potencial
En todo el mundo, el multilaterismo y el Derecho Internacional viven en la actualidad horas bajas. A costa de la sociedad civil, tienen lugar muchos conflictos militares brutales, aunque las partes en guerra una y otra vez simulen su disposición a negociar. Hans von Sponeck, quien trabajó durante 32 años para la organización, conoce muy bien este doble juego. En 2000, dimitió de su cargo como protesta por los ataques aéreos de los estadounidenses y los británicos sobre Irak que, sobre todo alcanzaron a la población.
Sigue existiendo la incapacidad de encontrar una solución común para los conflictos y la tendencia a instrumentalizar la organización por parte de las grandes potencias para sus propios intereses, dice von Sponeck. "Lo que se puso cada vez más de manifiesto es que los representantes en el Consejo de Seguridad no son capaces de quitarse su manto nacional y ponerse el sombrero multilateral”, dice.
Pero no solo el Consejo de Seguridad tiene la culpa si la organización no explota su potencial. Un secretario general más fuerte podría aportar más. Von Sponeck no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar de Ban Ki Moon al que ve como una persona que se ha dejado llevar por los poderes políticos.
Escándalos de la ONU
Ban Ki Moon, por su parte, no se ha "peleado" con nadie de forma oficial durante sus diez años de mandato ni tan siquiera con su departamento responsable de la seguridad y la paz. Lo que ha causado muchos problemas.
En octubre de 2010, tras el terremoto, en Haití se declaró una epidemia de cólera, introducida en el país por cascos azules procedentes de Nepal. Una investigación científica lo corroboró. Más de 10.000 personas han muerto desde entonces en el país por dicha enfermedad. Con cada catástrofe natural, aumenta el riesgo de nuevos contagios, como con el huracán Matthew. Sin embargo, la ONU niega cualquier tipo de responsabilidad. Igual cosa hace con los casos documentados de abuso sexual de menores por parte de soldados franceses de las Fuerzas de Paz de la ONU en la República Centroafricana.
Ban Ki Moon admite que durante su mandato hubo dos temas que él lamenta: los hechos en Haití y en la República Centroafricana. "Tendríamos que haber hecho mucho más, independientemente de quién haya provocado la epidemia o a qué afecte la inmunidad legal”. Pero, su mandato será pronto historia.