AFP
La feroz guerra desatada por el control del narcotráfico desde el interior de las cárceles de Brasil habría sumado otros 30 muertos por un motín en Natal (noreste), sofocado por la policía este domingo tras catorce horas de violencia.
En lo que va del 2017, más de 100 presos perdieron la vida en diferentes centros penitenciarios, que se han convertido en el escenario de un enfrentamiento entre facciones criminales que ya provocó tres matanzas de gran escala en apenas 15 días.
"Seguramente hay más de 30 muertos" tras el motín de este fin de semana, dijo a la prensa el comisario Otacillo de Medeiros, uno de los encargados de investigar el alzamiento al abandonar el presidio de Alcaçuz, el mayor del estado de Rio Grande do Norte.
Hasta ahora, las autoridades habían informado que al menos diez reclusos habían muerto en el motín, iniciado el sábado en la tarde. Un nuevo reporte será divulgado antes de la noche local por las autoridades.
"La situación está absolutamente controlada", dijo más temprano a la prensa Caio Bezerra, secretario de Seguridad Pública del distrito.
La policía debió esperar hasta el amanecer del domingo para irrumpir en el centro penitenciario de Alcaçuz con vehículos blindados y retomar el control del recinto. Durante la noche, habían cercado el exterior de la cárcel ya que los reclusos cortaron la luz y consiguieron armas de fuego.
El motín se originó cuando presos supuestamente de diferentes organizaciones criminales lograron salir de sus pabellones para enfrentarse brutalmente entre sí, en un penal que tiene capacidad para 620 reclusos y alberga actualmente a 1.083.
El coordinador de la administración penitenciaria estatal, Zemilton Silva, señaló en el sábado que había cuerpos decapitados, un símbolo recurrente del nivel de violencia que se vive en las cárceles superpobladas del país y que desató una aguda crisis en el sistema penitenciario.
Auxilio y fuga
El presidente Michel Temer escribió en su cuenta de Twitter que sigue de cerca el caso de Alcaçuz y ordenó prestar "todo el auxilio necesario" a las autoridades del estado de Rio Grande do Norte.
El Ministerio de Justicia convocó a los secretarios de Seguridad de todos los estados del país a una reunión el próximo martes para estudiar "medidas inmediatas para la crisis del sistema penitenciario", que además de las matanzas recientes ha registrado numerosas fugas.
En la madrugada de este domingo, veintiocho reclusos se fugaron del penal Piraquara I, de la ciudad de Curitiba (sur), apoyados por un grupo de unos quince cómplices desde el exterior que destruyeron con explosivos un muro del edificio y contuvieron la respuesta policial con armas de guerra.
La Secretaría de Seguridad del estado de Paraná informó que dos hombres fueron abatidos durante el escape y otros cuatro fueron capturados. En el lugar del enfrentamiento, fue hallada una ametralladora Uzi y fusiles de gran calibre.
"La situación dentro de la cárcel (Piraquara I) está bajo control", dijo a la AFP una asesora del gobierno de Paraná.
Las autoridades mantienen un operativo de búsqueda de los reos fugados.
Superpoblación
El centro penitenciario Alcaçuz, sede de la matanza en Rio Grande do Norte, se erige a unos 25 kilómetros de la ciudad de Natal, en un área rodeada de dunas.
Pese a la distancia que lo separa de las metrópolis del sudeste del país, este fin de semana el penal quedó en el centro de la lucha por el manejo del narcotráfico que la autoridades atribuyen a los dos principales grupos criminales del país: el Primer Comando de la Capital (PCC) de Sao Paulo y el Comando Vermelho de Rio de Janeiro.
"Existe una lucha por el poder, por el dominio del tráfico de droga en Brasil. Una lucha que viene de otros estados y en que los grupos intentan ganar espacio. Y el espacio en el mundo criminal se gana con fuerza y violencia", explicó a la prensa Walber Virgolino, secretario de Justicia de Rio Grande do Norte.
Los diarios locales aseguran que durante el motín en Alcaçuz se enfrentaron miembros del PCC con los del Sindicato del Crimen, aliado del Comando Vermelho.
El martes, el gobierno desplegó 200 efectivos de la unidad especial de Fuerza Nacional en los estados norteños de Amazonas y Roraima luego de dos masacres carcelarias en esas regiones.
En Manaos, capital de Amazonas, 56 presos murieron en un motín el pasado 1 de enero, en la segunda mayor masacre registrada en una cárcel de Brasil.
Y cuatro días después, el horror se repitió en una cárcel de Boa Vista, capital de Roraima, donde murieron 33 presos.