Niños en Alepo: "Prefiero morir"
La imagen deja conmocionado al más fuerte: el pequeño Omran, con el cuerpo ensangrentado, el pelo cubierto de polvo y en harapos, sentado en una ambulancia en la ciudad siria de Alepo, mira al vacío. La foto, tomada por un activista hace semanas, horrorizó al mundo. La mirada apática del pequeño es apenas una ventana a lo que la guerra en su país ha hecho con él y muchos otros niños y jóvenes.
Durante semanas, Alepo ha vuelto a sufrir los bombardeos del Gobierno sirio y ruso. Desde el jueves rige un alto el fuego. Esta es la ciudad por la que más se ha pugnado en la guerra civil siria. Según datos de las Naciones Unidas, más de 250.000 personas se hallan atrapadas en la sitiada zona oriental de Alepo. Los últimos bombardeos fueron los más fuertes desde el comienzo de la guerra en 2011.
Más de 500 personas perecieron solo en la última ofensiva, desde el pasado 22 de septiembre. 2.000 resultaron heridas. Alrededor de un cuarto de las víctimas son niños, y esta cifra podría crecer dramáticamente: según cálculos del Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas, UNICEF, en el este de Alepo habría aún unos 100.000 niños y adolescentes.
"Condiciones medievales"
El comisionado de derechos humanos de la ONU, Seid Raad al Hussein, calificó el bombardeo y sitio de la ciudad siria como un crimen de guerra, un "crimen de dimensiones históricas", dijo al Hussein en un discurso transmitido por video al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. La alguna vez próspera metrópoli es hoy "un matadero", agregó.
Pese a la tregua aceptada por Rusia, heridos y enfermos no pueden abandonar la ciudad. Naciones Unidas no cuenta con medios de transporte seguros. Faltan garantías, confirmó un vocero este viernes. "Bajo estas condiciones medievales, los más débiles son los que más sufren", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.
Esta foto de Omran, lastimado, conmocionó al mundo. |
Pensamientos suicidas infantiles
La coordinadora de la ayuda de emergencia de Aldeas Infantiles SOS en Siria, Katharina Ebel, no puede sino corroborarlo. Los niños se han visto fuertemente afectados psicológicamente, explica Ebel y advierte de fuertes depresiones, que pueden llevar a pensamientos suicidas en los pequeños. "Un niño, que quería quitarse la vida, tenía apenas 12 años", ilustró Ebel al diario local alemán Passauer Neue Presse.
"Hasta ahora hemos podido evitar siempre que los niños se maten a sí mismos", aseguró Ebel. Pero todos los días hay más niños que dicen: "Prefiero morir, a seguir viviendo esto." La profunda desesperación los motiva a agredirse a sí mismos y a los otros: "Algunos ya no pueden dormir o tienen pesadillas y están entonces exhaustos durante el día."
También en la página web de la campaña de UNICEF #ChildrenofSyria (#NiñosdeSiria) hay niños que cuentan su dura cotidianidad. El camino a la escuela puede ser mortal −los centros educacionales han sido agredidos unas 4.000 veces desde el inicio de la guerra− e incluso quienes buscan ponerse a salvo pueden terminar muertos: la organización Safe the Children da cuenta de bombas que traspasan los búnkeres construidos como refugios.
Hay que devolverles la confianza a estos niños, dice Katharina Ebel, de Aldeas Infantiles SOS, en Siria. |
Experiencias demasiado extremas
La ONG Aldeas Infantiles SOS cuenta con psicólogos y trabajadores sociales en cada una de sus instalaciones en Siria. Ellos "hablan con cada niño e intentan conocer sus traumas, devolverles la confianza", cuenta Ebel. Pero, "a veces, sencillamente no resulta, porque las experiencias son demasiado traumáticas. Cuando un niño ha visto morir a sus padres, enterrados bajo escombros, cuando ha perdido su hogar, su sensación de seguridad se pierde por mucho tiempo."
En pocas semanas, comienza el invierno en Siria. Muchos niños y sus familias ya están al borde de sus fuerzas, reporta UNICEF. Los niños son especialmente vulnerables a las bajas temperaturas y tormentas de nieve, como las que se han sucedido en los últimos años. Así que están en peligro no solo en Siria, sino también en la ciudad iraquí de Mosul, 600 kilómetros más al este. Allí, más de 500.000 niños y sus familias se hallan en extremo peligro, en medio de la ofensiva por recuperar la ciudad de manos de la milicia terrorista Estado Islámico (EI), advierte UNICEF.