Conmoción se ha generado en San Antonio, en Texas, Estados Unidos, tras conocerse el caso de una niña de 9 años que murió apenas tres días después de haber sido confirmada como caso positivo por COVID-19.
Según consigna FOX 7, Makenzie Gongora, una estudiante de cuarto año, comenzó a sentirse enferma un día después de la escuela, por lo que su madre la llevó al Brooke Army Medical Center.
"Kenzie se quejaba de un dolor de cabeza muy fuerte, luego le tomaron la temperatura y tenía fiebre", dijo su tía Victoria Southworth.
Tras llegar al recinto de salud, se le realizó un chequeo y se confirmó que estaba contagiada con COVID-19.
Fue entonces que médicos le indicaron a la familia que monitorearan constantemente el estado de la niña y que la mantuvieran en un lugar cómodo y que se controlara su fiebre, pues se trataba, aparentemente, de un caso leve.
En ese sentido, la tranquilidad vino para la familia al constatarse que la niña no tenía problemas respiratorios.
Sin embargo, Southworth manifestó que "parecía estar recuperándose, pero hubo moemntos en los que no se sintió muy bien y comenzó a vomitar".
Según Southworth, la niña comenzó a quejarse mucho de que estaba cansada y sentía fuertes dolores en el estómago. Tras irse a la cama, su madre fue a verla y pocos minutos después de la medianoche del 2 de febrero falleció.
Tras su muerte, la familia sigue a la espera de un informe del médico forense que le confirme si el deceso tuvo relación directa o no con el COVID-19.
Eso mientras que Southworth manifestó que "queremos crear conciencia, porque, sea lo que sea lo que le provocó esto, solo tiene que haber un cambio general en la forma en que la gente se acerca a los niños y al COVID".