Negociadores del clima ante el momento de la verdad con un proyecto de acuerdo en París
Los negociadores de la conferencia de París (COP21) se disponían a pronunciarse este sábado, en una atmósfera cargada de emoción, sobre un proyecto de acuerdo contra el cambio climático que establece por primera vez las obligaciones y derechos de los 195 países.
"Estoy convencido de que hemos alcanzado un acuerdo ambicioso" declaró el canciller francés, Laurent Fabius.
El presidente de la COP21 llegó a emocionarse al evocar a todos los defensores de la causa del medio ambiente "que hubieran querido estar aquí en esta circunstancia probablemente histórica".
Entre aplausos y algunas lágrimas, los ministros saludaron el esfuerzo colectivo y luego se separaron para examinar el texto, negociado arduamente durante casi dos semanas, y que debe ser aprobado por consenso.
Hace seis años en Copenhague la comunidad internacional fracasó a la hora de pasar un acuerdo de ese calado, el primero que une a países ricos y en desarrollo, grandes potencias emisoras de gases de efecto invernadero (GEI), como Estados Unidos y China, y pequeñas islas del Pacífico amenazadas por la subida del nivel de los océanos.
Los ministros fueron convocados por Fabius a expresar sus opiniones en una nueva plenaria a partir de las 14h45 GMT.
El canciller reveló algunos detalles del proyecto, tras tres días de negociaciones casi ininterrumpidas, que acabaron en una nueva noche en blanco, del viernes al sábado, para redactarlo.
El proyecto propone limitar el aumento de la temperatura "bien por debajo de los 2 ºC" y realizar "esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5º", indicó Fabius.
Eso satisfaría tanto a los países emergentes como India o China, que no quieren comprometer su desarrollo económico, como a los países más vulnerables a los desastres meteorológicos, que exigen un drástico cambio de rumbo energético.
100.000 millones de dólares
Los países en desarrollo recibirían 100.000 millones de dólares como mínimo a partir de 2020, una cifra que sería revisada "a más tardar" en 2025, explicó el canciller.
Esa era una exigencia que unía a todos los países en desarrollo sin excepción. Los países ricos querían que los emergentes contribuyan, pero ese aspecto crucial no fue mencionado por Fabius. Si es aprobado como está, el acuerdo será "justo, sostenible, dinámico, equilibrado y jurídicamente vinculante", aseguró.
Ese último punto genera incertidumbre, puesto que para Estados Unidos es una "línea roja", con un Congreso republicano opuesto a ese tipo de compromisos jurídicos internacionales en el campo del clima.
El proyecto de acuerdo del clima "debería ser aprobado, pero veremos" declaró el secretario de Estado norteamericano, John Kerry.
El presidente francés Francois Hollande llamó a los ministros a "dar el paso decisivo" aprobando el acuerdo.
También el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, exhortó a "terminar el trabajo", tras recordar que el mundo "tiene la mirada" puesta en la conferencia de París.
Negociando contra el reloj
Las organizaciones ecologistas llamaron a concentrarse ante la Torre Eiffel para hacer oír su voz una vez más, exigiendo que los políticos estén a la altura del desafío.
El objetivo de la conferencia climática es un acuerdo mundial de lucha contra el cambio climático a través de una reducción de los gases de efecto invernadero y una ayuda a los países más vulnerables, que sustituya a partir de 2020 al Protocolo de Kioto.
Las negociaciones encallaron el jueves de madrugada, cuando se escenificaron los desencuentros entre países desarrollados y en desarrollo.
El texto fue finalizado en la madrugada del sábado. Los grupos de países habían ido pasando durante horas para aportar sus últimas demandas a los redactores del texto, lo que le añadió dificultad diplomática. Eso podría vaciar el acuerdo de ambición, advirtieron observadores.
"Ustedes no pueden pedir a Lesotho las mismas obligaciones que a Polonia, o que Botsuana tenga las mismas que Estados Unidos, sin diferenciación", afirmó el viernes la embajadora sudafricana Nozipho Mxakato-Diseko, portavoz de los grupos de países en desarrollo.