A los 73 años murió Issei Sagawa, el "caníbal" japonés
Issei Sagawa, apodado el "caníbal de Kobe" por haberse comido a una estudiante neerlandesa en París después de matarla, murió más de 40 años después de estos hechos, que conmocionaron al país y transformaron al asesino en un fenómeno mediático.
Sagawa murió de neumonía el 24 de noviembre a los 73 años y solo sus familiares acudieron a su funeral, dijeron su hermano menor y un amigo en un comunicado.
Issei Sagawa era estudiante en la Universidad de la Sorbona de París cuando, el 11 de junio de 1981, invitó a su casa para cenar a la neerlandesa Renee Hartevelt.
Ahí la mató de un disparo de carabina en la nuca y la violó. Luego la despedazó y se comió varias partes del cuerpo, durante tres días. Tomó muchas fotografías de este crimen macabro. Después intentó deshacerse de sus restos en dos maletas abandonadas en el parque del Bois de Boulogne, en las afueras de París.
Unos días después fue localizado y detenido, gracias a un llamado a testigos de la policía.
"Comerme a esta chica, fue una expresión de amor. Quería sentir dentro mío la existencia de una persona que quiero", confesó tras su arresto.
Expertos psiquiátricos consideraron que era un enfermo mental y no fue a juicio. Permaneció un tiempo en una institución mental de Francia antes de ser deportado a Japón, donde recuperó la libertad en agosto de 1985.
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Aunque las autoridades japonesas consideraron que no requería estar internado, nunca consiguieron recuperar los archivos de sus pares judiciales franceses por considerar que el caso estaba cerrado. Así que Sagawa quedó libre.
Su traslado a Japón suscitó la indignación de la familia de la víctima, que prometió presionar a la opinión pública japonesa para que "el asesino no fuera nunca puesto en libertad".
Sagawa no ocultó su crimen y más bien se benefició de su fama, con un libro de memorias llamado "En la niebla", en el que describió el asesinato con muchos detalles.
Su crimen, que conmocionó a la opinión pública pero también suscitó una cierta fascinación mórbida por el autor, inspiró al escritor japonés Juro Kara, que en 1982 ganó el prestigioso premio literario Akutagawa por su novela "La carta de Sagawa", centrada en el asesinato.