Por AFP
Madres con bebés, jubilados y estudiantes integraron la multitud que se concentró el viernes en Buenos Aires para reclamar por Santiago Maldonado, joven desaparecido hace un mes tras una protesta mapuche reprimida por una acción policial, en un caso que complica al gobierno de Mauricio Macri.
"¿Dónde está Santiago?" es la pregunta que tras multiplicarse en redes sociales en los últimos días pasó a pancartas, gritos y volantes con el rostro del artesano, un mochilero de 28 años, durante una masiva marcha en Buenos Aires, que tuvo réplicas en varias ciudades del país.
"Esto trasciende la cuestión de filiación política, nosotros no militamos en un espacio político, militamos en cuestiones sociales y este caso demuestra que hay profundas divisiones en el país porque acá deberíamos estar todos", dijo Eneas Espinoza, un comunicador de 45 años, acompañado de su esposa y sus niños de 10 y 3 años que portaban la foto de Maldonado.
Durante el día se sucedieron en Argentina intervenciones en todo tipo de espacios públicos pidiendo por la aparición con vida del joven.
"Su atención por favor. Pasajero Maldonado. Pasajero Santiago Maldonado", se escuchó desde el altoparlante del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, y luego uno de los trabajadores aeronáuticos gritó: "Se lo llevó Gendarmería".
"Lo masivo, diverso y creativo del reclamo es también marca de nuestro pueblo. No olvidarnos en momentos de desánimo", dijo Marisa, docente retirada de 68 años, que participaba en la marcha en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
La falta de respuestas sobre la desaparición de Maldonado en el marco de una protesta de indígenas mapuche y la defensa del accionar de Gendarmería en la represión de la manifestación por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, despertó los peores demonios sobre desaparecidos en la sociedad argentina.
Maldonado, que había llegado a la Patagonia como mochilero, se sumó a una manifestación mapuche ya que era un activista de causas que consideraba justas, según indican familiares y amigos.
"A Santiago se lo llevó la Gendarmería", aseguró Stella Maris Peloso, la madre de Maldonado, quien desestimó que su hijo sea un militante político.
En los últimos días se instaló la frase "el Estado es responsable", reflejo del problema para el gobierno de Macri, sospechado por buena parte de la ciudadanía de que tuvo que ver con la desaparición de Maldonado.
"Es dramático que en la democracia más larga de nuestra historia tengamos que anunciar una desaparición forzada de persona", dijo la referente en derechos humanos Estela de Carlotto, presidente de Abuelas de Plaza de Mayo.
La fiscalía también calificó la causa como "desaparición forzada". La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió al Estado esclarecer el caso.
Despertaron viejos demonios
En un país polarizado, los seguidores de Macri acusan a los simpatizantes del anterior gobierno de Cristina Kirchner de armar una campaña para dañar al gobierno y los detractores del presidente comparan su accionar en derechos humanos con la dictadura militar, que dejó miles de desaparecidos entre 1976 y 1983.
Santiago Maldonado fue visto por última vez el 1 de agosto en un operativo de la gendarmería (policía militarizada) en la comunidad mapuche Pu Lof de Chubut (sur), tierras que son foco de constantes manifestaciones luego de su compra hace unos 20 años por el magnate italiano Luciano Benetton.
Muestra del impacto que tiene la desaparición de Maldonado fue que el tema alcanzó al mundo del fútbol, con equipos y jugadores llevando banderines o camisetas que preguntan: "¿Dónde está Santiago?".
"El Estado debe poner a disposición los máximos esfuerzos para encontrar a Maldonado, más aún si se tiene en cuenta que Santiago desapareció en el marco de una protesta social donde intervino Gendarmería", advirtió Mariela Belski, directora Ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.
La ministra Bullrich sostiene que los primeros rastreos no se pudieron hacer en tiempo y forma por los obstáculos que pusieron miembros de la comunidad mapuche, y puso en duda que Maldonado estuviera en la manifestación del 1 de agosto. Pero videos, fotos y testimonios de la familia y amigos refutan esa hipótesis.
"El pacto en Argentina posterior a 1983 es que el Estado no puede ejercer un nivel de violencia que haga daños a la vida o la integridad de las personas. Cada vez que ese pacto se violó, generó un gran revuelo y una gran conmoción en la sociedad", explicó a la AFP el antropólogo Alejandro Grimson, docente en el Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES).