Grupos de defensa de los derechos reproductivos en Estados Unidos mostraron su indignación este lunes después de que el medio ProPublica revelara que una mujer de Georgia murió por retrasos en la atención médica causados por la restrictiva ley del aborto de ese estado.
Amber Nicole Thurman, de 28 años, desarrolló una rara complicación a causa de píldoras abortivas y falleció durante una cirugía de urgencia en agosto de 2022. Según documentos a los que accedió ProPublica, un comité oficial del estado culpó del fatal desenlace a un retraso "evitable" de un procedimiento crítico.
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Georgia acababa de aprobar una ley que convertía la realización del legrado uterino en un delito grave, con excepciones que médicos tacharon de difíciles de interpretar.
"Amber estaría viva ahora mismo si no fuera por Donald Trump y la prohibición del aborto de (el gobernador de Georgia) Brian Kemp", aseguró Mini Timmara, presidenta de Reproductive Freedom for All. "Tienen las manos manchadas de sangre".
Una decisión de 2022 de la Corte Suprema, respaldada por jueces conservadores designados por Trump en su gobierno (2017-2021), anuló el derecho federal al aborto y desencadenó prohibiciones y restricciones en 22 estados.
Ese panorama ha hecho de los derechos reproductivos un asunto clave de las presidenciales de noviembre, en las que Trump compite frente a la vicepresidenta Kamala Harris.
ProPublica informó que la de Thurman es la primera muerte relacionada con el aborto considerada oficialmente "evitable" y planea publicar pronto los detalles de un segundo caso.
Estas revisiones oficiales son de carácter privado, pero ese medio obtuvo copias de los informes.
Thurman, una asistente médica sin problemas de salud y madre de un niño de seis años, tomó la decisión de interrumpir un embarazo gemelar para preservar su estabilidad financiera, contó a ProPublica su mejor amiga, Ricaria Baker.
Ella y su hijo acababan de mudarse y planeaba matricularse en la escuela de enfermería. Quería someterse a un aborto quirúrgico, pero su prohibición de seis semanas en Georgia la obligó a acudir a una clínica de Carolina del Norte.
El tráfico dificultó el viaje y Thurman perdió su cita. La clínica le ofreció un aborto farmacológico, un procedimiento considerado seguro pero que puede tener complicaciones poco frecuentes.
El estado de Thurman empeoró durante varios días y fue trasladada al hospital. Los médicos descubrieron que no había expulsado todo el tejido fetal de su cuerpo y le diagnosticaron "sepsis aguda grave".
A pesar de su deterioro, el hospital retrasó 17 horas la intervención de dilatación y legrado. Para cuando la operaron, la situación era tan grave que requería cirugía abdominal abierta.
El médico realizó la operación y descubrió que también era necesaria una histerectomía, pero durante el procedimiento, el corazón de Thurman se detuvo.
El comité estatal consideró que había "muchas posibilidades" de que una intervención más temprana hubiera podido salvar su vida.