Una mujer en Tenessee, Estados Unidos, se llevó una gran sorpresa al despertar de un coma tras haberse contagiado de COVID-19: tenía un bebé de casi un mes de edad.
Según informó The Sun, Emily Brown, quien tiene 30 años, expresó que "al abrir los ojos en una habitación desconocida, traté de orientarme. Me sentí atontada y confundida, y había un tubo conectado a mi garganta. Luego, vi una foto de un bebé recién nacido en la pared. Mis manos tocaron mi estómago e instantáneamente supe que la foto era de mi hijo".
Y agregó: "Viviendo en la zona rural de Tennessee, al principio de la pandemia no parecía real y supuse que todo pasaría rápidamente. Seguimos con nuestras vidas con normalidad y no usamos mascarillas ni practicamos el distanciamiento social, ya que nuestros políticos locales no nos imponían ninguna restricción".
Brown explicó que "en septiembre, en mi ecografía de 28 semanas, descubrimos que íbamos a tener un niño y lo llamamos Tucker. Después, lo celebramos en un restaurante, pero mientras comía me di cuenta de que no podía saborear ni oler nada. Sabiendo que esto era un síntoma de COVID, al día siguiente fui a hacerme una prueba. Resultó positiva".
La mujer detalló que "seis días después, el 18 de septiembre, Josh (su esposo) me despertó y me dijo que había estado respirando de manera extraña. Tenía fiebre y al dar unos pocos pasos me dejó sin aire, lo cual fue aterrador. Josh me llevó al hospital, incapaz de entrar debido al COVID-19. Cuando las enfermeras me revisaron y me trajeron una máquina de oxígeno, mi pánico creció. ¿Perdería a mi bebé?".
Luego, otros "seis días después, estaba tan enferma que me pusieron un respirador automático y me indujeron un coma. Los médicos le dijeron a mi familia que tal vez no sobreviviría y realizaron una cesárea de emergencia para dar a luz a Tucker".
Finalmente, el 14 de octubre, lograron hacerle una traqueotomía y quitarle el respirador. "Cuando desperté en la extraña habitación, estaba segura de que sólo habían pasado unos días, pero en realidad habían sido tres semanas. Cuando me entró el pánico, me pregunté dónde estaba Josh y me sentí extremadamente ansiosa por Tucker", añadió Emily.
Así, señaló que "había pasado tanto tiempo que mi cicatriz de cesárea se había curado y era casi como si no hubiera estado embarazada en absoluto. Fue tan surrealista que me tuvieron que dar medicación para mantener la calma".
La mujer afirmó que "me dieron de alta el 20 de octubre, seis días después de despertarme. Tucker estuvo en el hospital otras dos semanas, pero Josh y yo lo visitamos todos los días para alimentarlo".
Finalmente, Emily indicó que "quiero que todos sepan lo importante que es tomarse este virus en serio. Es un milagro que Tucker y yo estemos aquí y sanos".