Se cumplen casi 25 años del descubrimiento de la momia en los Alpes del Ötztal y la momia sigue revelando secretos. El equipo de investigación ha comprobado la presencia de la bacteria intestinal Helicobacter pylori dentro del cadáver milenario.
Este tipo de bacteria, especialmente agresiva, puede causar tanto úlceras gástricas como cáncer de estómago. El estudio fue publicado en la revista especializada “Science”.
La dificultad de decodificar el genoma bacteriano
El paleopatólogo austriaco Albert Zink considera el descubrimiento del germen a través del análisis de genoma como un golpe de fortuna. “Era realmente poco probable encontrar algo, ya que no quedaba membrana estomacal”, aseguró.
El descubrimiento fue posible gracias a un análisis completo de ADN del contenido gástrico en la momia. Y es que la reconstrucción de un genoma de alrededor de 5250 años de antigüedad puede resultar especialmente difícil. El médico de la Facultad de Medicina de Hannover Sebastian Suerbaum, quién no participó en el estudio, considera el éxito de las investigaciones como un “gran avance tecnológico”.
¿Fue Ötzi un migrante?
Las muestras más antiguas conocidas de la Helicobacter pylori provienen de la década de los ochenta; la bacteria fue sólo descubierta en 1983. Sin embargo, es probable que humanos hayan portado la bacteria desde hace unos 100.000 años. Hoy, cerca de la mitad de la población mundial portaría la bacteria.
La cepa encontrada en Ötzi es similar a tipos comunes en Asia Central y del Sur, por lo que los científicos involucrados en los estudios concluyeron que Ötzi no era el típico habitante de los Alpes.
En septiembre 19 de 1991, senderistas encontraron el cadáver a una altura de 3208 metros en el glaciar de Tisenjoch. El cadáver quedó desde su muerte, ya hace más de 5.000 años, inusualmente bien preservado entre la nieve y el hielo.
Anteriormente, investigadores habían establecido las causas de la muerte de Ötzi: probablemente a raíz de una herida causada por una punta de flecha en el hombro. También se sabe que Ötzi antes de morir comió carne de chivo, que padecía de caries, estrés y la enfermedad de Lyme. Además, su ADN ha sido descifrado, se conoce cuál es su grupo sanguíneo, el color de sus ojos, que era intolerante a la lactosa y hasta que tenía un tatuaje.