La modelo Qandeel Baloch, que hace poco provocó una controversia al subir a redes sociales imágenes en las que aparecía con un clérigo musulmán, fue asesinada por su hermano, según indicó la policía paquistaní.
Según información recogida por el diario El País, la joven de 25 años, cuyo verdadero nombre es Fauzia Azeem, estaba visitando a sus padres en la localidad de Multan, en la provincia oriental de Punyab.
Recientemente había concedido una entrevista en la que explicaba cómo rechazó someterse a un matrimonio concertado cuando tenía 17 años y reivindicaba el poder de la mujer para luchar para conseguir sus objetivos.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (HRCP), Zohra Yusuf ha confirmado que el asesinato de Baloch "es otro caso de crimen de honor", y ha revelado que pudo ser motivado por unas polémicas fotos muy comentadas en prensa y redes sociales, en las que la joven se hacía un selfie con un conocido clérigo.
Baloch habría ofendido a muchos conservadores al compartir fotografías en las que aparecía con Mufti Qavi, un clérigo con el que ella aseguró haber disfrutado juntos de unos refrescos y unos cigarrillos durante las horas del día del mes sagrado del Ramadán, en el que los musulmanes practicantes ayunan del amanecer al anochecer.
Qavi negó las acusaciones y dijo que sólo se había reunido con ella para hablar sobre las enseñanzas del islam.
Los padres de Qandeel Baloch le dijeron a la Policía que su hijo Waseem la había amenazado por el tipo de vídeos que colgaba en redes sociales como Facebook, donde cuenta con casi 730.000 seguidores, y le había ordenado que cesara por completo su actividad en la red. Al no encontrar una respuesta positiva, éste la habría estrangulado.
Según la Policía pakistaní y la información recogida por El País, la joven no había solicitado protección oficial. Sin embargo, el diario local The Express Tribune, asegura que Baloch sí le había pedido en repetidas ocasiones al Ministerio de Interior paquistaní que la protegiese.
De acuerdo con este medio, alertó de amenazas continuas y "al no recibir respuesta" se había planteado abandonar el país. "Sé que no me van a proporcionar seguridad y no me siento segura, por lo que he decido marcharme al extranjero con mis padres", había confesado la joven celebridad al diario.
Cientos de mujeres paquistaníes mueren cada año asesinadas por miembros de su familia, en lo que se conoce como crímenes de honor, en los que los agresores pretenden castigar infracciones de normas conservadoras, por una supuesta "afrenta a la moral".
En 2015 se dieron casi mil casos de crímenes de honor, de acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, que alerta de que esas cifras esconden una realidad aún mayor que queda fuera de los registros por la falta de denuncias. Los llamados "crímenes de honor" son muy habituales en el sur de Asia y suelen implicar a familiares que vengan lo que consideran una afrenta que contraviene la conservadora moral tradicionalista.