Por sexta vez en la historia, el 19 de noviembre, a las tres y media de la madrugada (EST), astrónomos lograron divisar un pequeño asteroide, una brillante bola de fuego verde surcó el cielo del noreste de Estados Unidos y el sureste de Canadá, poco antes de que chocara en el lago Ontario en plena noche de forma dramática.
Los testigos declararon haber visto un objeto similar a un helicóptero que surcaba silenciosamente el aire antes de iluminar grandes franjas de la noche como un enorme rayo. Tras unos 10 segundos, desapareció. No se informó inmediatamente de daños o víctimas.
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Entre los testigos que tomaron fotos y vídeos de la bola de fuego verde, estaba Dereck Bowen, de Brantford, Ontario, que consiguió captar el descenso de la bola de fuego con una cámara GoPro configurada para grabar automáticamente el cielo por la noche.
Una exposición de 30 segundos del cielo muestra el momento en que el meteoro se eleva sobre la cabeza, con la estela verde brillante de la roca precipitándose hacia la Tierra e iluminando las nubes a su alrededor.
Pequeño asteroide de menos de un metro de largo
Desde el frente científico, la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) declaró que un probable meteorito cayó del cielo al este de Grimsby, Ontario, Canadá. Por su parte, el astrónomo David Rankin vio un asteroide de 0,7 metros de largo –no muy grande en cuanto a asteroides– en las observaciones realizadas desde el estudio del cielo del Monte Lemmon, en Arizona.
La NASA corroboró que se trataba de un pequeño meteoro, que al entrar en nuestro planeta se rompió en cientos de pedazos. Según la NASA, la mayoría de esos pedazos cayeron directamente en el lago Ontario, aunque algunos trozos pequeños pueden haber impactado en la costa sur del lago.
Las autoridades espaciales han bautizado al meteoro verde como 2022 WJ1.
Los astrónomos de la Universidad Occidental de Ontario aconsejan a los habitantes de algunas zonas de la costa del lago Ontario que "comprueben sus patios y entradas en busca de nuevas rocas negras, que podrían ser meteoritos".
Varios investigadores ya están trabajando en la búsqueda de posibles fragmentos de trozos espaciales en la costa.
El color del brillante meteoro, aunque espectacular, es producto de una reacción atmosférica y química con la roca espacial. Según los astrónomos de la Universidad de Cornell, el color de los meteoros o de las estrellas fugaces está influenciado por dos factores: la composición química del meteoroide y la interacción de sus átomos con las moléculas de nuestra atmósfera.