Mario Sepúlveda, uno de los 33 mineros que salieron a la superficie tras permanecer 70 días atrapados en la afectada mina San José, no puede sino recordar su experiencia frente a la situación que viven 44 tripulantes del submarino perdido y entregar frases de aliento. Este miércoles el navío cumple una semana desde que perdió comunicación con la base y Argentina trabaja contrarreloj para lograr una pista fiable, que arroje resultados esperados.
"Ojalá se aferren a nuestro milagro", dice Sepúlveda, entre otros protagonistas del histórico rescate minero en el norte de Chile en agosto de 2010.
"Ellos estuvieron 70 días 'enterrados vivos' a 700 metros de profundidad y llegaron desde Atacama hasta Hollywood por un papelito que, en rojo, daba un mensaje esperanzador: 'Estamos bien en el refugio los 33'. Ahora retoman esa frase y desde Santiago de Chile dicen a Clarín que quieren recibir la misma señal de 'los 44'", se lee en el diario argentino.
"Ojalá que los tripulantes se acuerden de nosotros. Que se aferren a nuestro milagro y no pierdan las esperanzas", comenta Sepúlveda y añade: "Si pudiesen escucharnos les diríamos que estén bien organizados, haciendo caso a todo lo que decidan. Eso también fue lo que nos salvó".
La psicoterapia habla de una suerte de "empatía del sobreviviente", que permite el entendimiento con quien pasó por la misma situación de shock, pero sin involucrarse emocionalmente. "En el submarino debe estar pasando lo mismo. Existen los líderes por contrato, los líderes natos. En ese grupo debe haber alguien que tira para arriba a los compañeros. En estos casos es cuando necesitamos a esos líderes", especula.
La Armada confirmó este miércoles que "no hay ningún tipo de contacto", mientras la desesperanza crece. Omar Reygadas, "el minero N°13", también se entrevistó con Clarín diciendo que "emocionalmente las situaciones son igual de difíciles en la profundidad y en la superficie", y que de igual manera "están atrapados como lo estuvimos nosotros".
Por su parte, el "minero 27", Franklin Lobos, solidariza con los familiares y dice que no hay que perder la fe.