AFP
La canciller alemana Angela Merkel visita este miércoles un centro de refugiados objeto de violentas protestas por parte de militantes xenófobos de extrema derecha, coincidiendo con el incesante flujo de migrantes y refugiados hacia Europa.
Pocas horas antes de la visita de Merkel, el miércoles a media jornada, al centro de acogida en Heidenau (Sajonia, este), el jefe de la policía de Hungría --país miembro de la UE-- anunció que más de 2.100 agentes serán enviados a la frontera del país con Serbia, para hacer frente a la ola de llegadas de migrantes.
Este mismo miércoles, la policía húngara lanzó gases lacrimógenos para impedir que unos 200 migrantes salieran de un centro de tramitación para refugiados en Roszke, localidad húngara fronteriza con Serbia.
Según la policía, muchos refugiados rehusaban que se les tomara huellas digitales. "La policía intenta calmar la situación, pero los migrantes siguen gritando" dijo un portavoz.
El martes, un nuevo récord de 2.500 migrantes ingresaron en Hungría --sirios, afganos, paquistaníes en su mayoría--, procedentes de Serbia, contra 2.000 la víspera. El país ha registrado 100.000 solicitudes de asilo desde enero y está construyendo una valla metálica para cerrar su frontera.
Actos "abyectos", según Merkel
En este contexto de fuerte presión migratoria, Merkel acude este miércoles al centro de acogida en Heidenau, en torno al cual hubo el fin de semana pasado violentos enfrentamientos entre policías y manifestantes de extrema derecha. La canciller calificó de "abyectos" estos actos de violencia xenófoba.
Pocas horas antes de la visita de Merkel, dos nuevos incidentes contra centros de acogida de refugiados se produjeron entre el martes y el miércoles en el este de Alemania, sin causar heridos.
En Leipzig (Sajonia), un "desconocido lanzó un artefacto incendiario a través de la ventana abierta de un inmueble" vacío que debe acoger a partir de este miércoles a 56 solicitantes de asilo, según fuentes policiales.
Además, el martes por la noche dos hombres, muy alcoholizados y armados con un cuchillo, se introdujeron en otro centro de acogida en Parchim (noreste). Varios refugiados que se hallaban fuera del inmueble tuvieron tiempo de ponerse a salvo y avisar al personal de vigilancia.
En medio de la proliferación de este tipo de actos, Berlín anunció el martes haber renunciado a reenviar a los sirios al país por el que ingresaron en la UE, una medida que se aplica desde hace tiempo. Bruselas saludó este gesto de "solidaridad".
"Europa está en una situación que no es digna de Europa, tenemos que decirlo" afirmó la propia Merkel, que exhortó a "un diálogo con los ciudadanos" y a una justa repartición en el seno de la Unión Europea en la acogida de los refugiados.
Alemania está en primera línea en la crisis migratoria que afecta a Europa, considerada la más grave de este tipo desde el fin de la II Guerra Mundial. El país espera unas 800.000 demandas de asilo en 2015, cuatro veces más que el año anterior.
El 60% de los alemanes considera que el país tiene los medios de acoger a todos los refugiados, según un sondeo de la cadena ZDF del 21 de agosto. Por ello, la opinión pública considera chocantes los actos xenófobos contra los centros de acogida en Alemania.