La memoria de los crímenes nazis es "inseparable" de la identidad alemana, insistió el viernes la canciller alemana, Angela Merkel, durante su primera visita a Auschwitz, en un momento en el que la extrema derecha alemana cuestiona esta cultura del arrepentimiento.
"Recordar los crímenes, nombrar a sus autores y rendir un homenaje digno a las víctimas es una responsabilidad que no acaba nunca. No es negociable. Y es inseparable de nuestro país. Ser consciente de esta responsabilidad es una parte de nuestra identidad nacional", aseveró la dirigente.
Merkel es la tercera jefa de un gobierno alemán que visita este campo, símbolo del Holocausto desde 1995.
Situado al sur de Polonia, Auschwitz fue el principal campo de concentración y exterminio construido en 1939 por el nazismo. Se estima que durante cinco años cerca de un millón trescientas mil personas murieron en su interior. La gran mayoría de ellas eran judías y prisioneros de guerra.