La imputación de dos médicos "por propagar una enfermedad peligrosa" en Córdoba puso en alerta a los profesionales de la salud en Argentina, que rechazan trabajar bajo amenaza de juicios en plena pandemia de covid-19.
"La idea es que nosotros vayamos a trabajar tranquilos, con todos los elementos de protección. No queremos tener una espada de Damocles en la cabeza por una posible imputación por nuestro trabajo", dice a la AFP el médico cirujano Jorge Esnaola, portavoz en la provincia de Córdoba de los Médicos Autoconvocados, que reúne a unos 4.000 de los 200.000 profesionales del país.
Esnaola se refiere a la imputación por "responsabilidad en el contagio" del director y de un médico de una residencia geriátrica en la localidad cordobesa de Saldán, a 700 km al norte de Buenos Aires, por parte de la Unidad Fiscal de Emergencia Sanitaria provincial.
El caso saltó a la luz el 10 de abril, cuando el aislamiento obligatorio llevaba 21 días. Fue el primer geriátrico del país afectado por el coronavirus y en el que convivían unos 80 pacientes y 30 empleados.
Unas 65 personas se contagiaron. Tras un mes y medio de investigación, la fiscalía consideró que "se detectaron graves y serios incumplimientos", pero para el Consejo Médico de Córdoba, el fiscal actuó "con imprudencia e inexplicable velocidad procesal".
El médico podría enfrentar una condena de entre tres y 15 años de prisión por "propagar enfermedades peligrosas", mientras que el director, una pena de entre seis meses a cinco años de cárcel por "negligencia".
- "Efecto dominó" -
"Esto puede tener un efecto dominó: que empiecen a imputar a médicos por haberse infectado. Así, nadie va a querer atender pacientes por miedo a que se los impute", advirtió Esnaola.
Pero familiares de los pacientes del geriátrico apuntan contra el médico. Afirman que llegó de Brasil, no hizo cuarentena y siguió atendiendo y que se encontró un correo electrónico en el que decía que tenía COVID-19. "Mi abuela estuvo 19 días internada, contagiada de coronavirus aunque era asintomática, por suerte.
Pero estuvo sin entender por qué nadie la iba a ver. Creo que murió de tristeza. Eso duele", contó Mariela, nieta de Ignacia Sosa, que a los 87 años fue una de los 11 ancianos fallecidos de la residencia.
En Argentina, país de 44 millones de habitantes, al menos 560 personas murieron por el coronavirus y se registran 17.400 contagios, entre ellos 1.500 trabajadores de la salud, según fuentes sindicales.
- Ni héroes ni asesinos -
La comunidad médica reaccionó corporativamente ante las imputaciones. "No somos héroes ni asesinos, somos médicos", fue la consigna que unificó protestas en Córdoba, San Juan y Buenos Aires, donde el eje se corrió al reclamo de elementos de protección adecuados e incrementos salariales.
Los médicos se lamentaron de haber pasado "de los aplausos al intento de encarcelación". Aluden al aplauso que a diario recibían los trabajadores de la salud, aunque tras más de 70 días de cuarentena unos pocos lo mantienen.
Ana Elisa Barbar, asesora del área de Violencia contra la Salud del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), señaló a la AFP que las causas judiciales "podrían ser un problema si son una falta de respeto al trabajo" del profesional, que debe regirse por las leyes del país donde ejerce.
Pero más que por eventuales juicios, el CIRC está actualmente preocupado por situaciones de "estigmatización, acoso, intimidación y violencia contra los profesionales de la salud" en el mundo, explicó Barbar en una entrevista telefónica desde la sede del organismo en Ginebra.
El CICR ha registrado más de 200 reportes de violencia contra trabajadores de la salud en diversos países.
- Avión sanitario -
Otros médicos están bajo la mirada de la justicia en San Juan, a 1.100 km al oeste de Buenos Aires, luego de un traslado en un avión sanitario desde la capital de un hombre que resultó contagiado de coronavirus.
Se trata de un camionero que llegó a la provincia el 5 de mayo, en un vuelo compartido con un niño recién operado del corazón.
Se sospecha que la hermana del camionero, una médica reumatóloga que también terminó contagiada, utilizó sus contactos profesionales para obtener la plaza en el avión, quedando involucrados en la causa una prestigiosa infectóloga y el jefe de vuelos sanitarios de San Juan, que estuvieron detenidos unas horas y siguen bajo investigación.
La médica, además, visitó a su hermano en terapia intensiva, pese a no ser parte de esa área del hospital donde ejerce. Esto le costó ser separados de sus cargos al jefe de terapia intensiva y a la jefa de infectología de ese centro de salud, aunque luego fueron restituidos.