Manifestantes inconformes con el gobierno del conservador Iván Duque se tomaron las calles de Colombia este lunes para conmemorar el segundo mes de un estallido social que deja más de 60 muertos.
Las protestas condujeron a choques con la fuerza pública en diversas ciudades. El escuadrón antidisturbios intervino "en 20 ocasiones en varias ciudades", informó en un audio enviado a medios el director general de la Policía, general Jorge Vargas.
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Tres instalaciones policiales en Bogotá, Medellín (noroeste) y Pereira (oeste) fueron atacadas durante la jornada, mientras que una estatua de Cristóbal Colón fue derribada por manifestantes en la ciudad de Barranquilla (norte).
Una docena de vehículos de transporte público también fueron "vandalizados", según Vargas. En la capital, decenas de personas dibujaron frente al tribunal de paz siluetas de civiles asesinados por militares en el conflicto de más de medio siglo que repunta, pese al acuerdo firmado en 2016 con la guerrilla FARC.
Mientras que en Medellín manifestantes de la llamada "primera línea" fueron duramente reprimidos por tanquetas lanzaguas y agentes del escuadrón antidisturbios.
Lo que comenzó el 28 de abril como una protesta contra un plan del gobierno para subir impuestos a la clase media se convirtió en una movilización sin precedentes. Los manifestantes exigen una reforma a la policía y un estado más solidario para lidiar con los estragos económicos de la pandemia, que elevó la pobreza del 37% al 42% de la población.
Aunque el frente más visible de las movilizaciones suspendió las protestas hasta el 20 de julio, otros sectores inconformes mantienen activas sus marchas, concentraciones y bloqueos, que según el gobierno han llevado la pandemia a niveles récord de muertes y contagios.
Más de 60 personas han muerto durante las protestas, según autoridades civiles y la Defensoría del Pueblo (ombudsman). La ONG Human Rights Watch acusa a la policía de estar implicada en al menos 20 homicidios, y asegura que 16 de las víctimas recibieron tiros disparados por agentes con intención de "matar".
Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU han rechazado los abusos policiales. El gobierno asegura que grupos ilegales dedicados al narcotráfico y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida del país, se camuflan entre los manifestantes para generar caos.