AFP
Alrededor de 2.000 activistas antiglobalización marcharon este sábado por la tarde en medio de estrictas medidas de seguridad en Taormina, Sicilia, para protestar contra la política social y económica de los siete países más ricos del mundo.
"Estamos en contra de los dueños del mundo que imponen el paro, la precariedad y la pobreza", rezaba una de las pancartas que abría la protesta.
La marcha, que comenzó en la zona de Jardines Naxos, a los pies de la colina donde se encuentra Taormina, fue autorizada al término de la cumbre del G7, en la que participaron los jefes de Estado y de gobierno de los siete países más industrializados, entre ellos el presidente estadounidense Donald Trump.
"Contra los siete pecados capitales", "Sus guerras, nuestros muertos", recalcaba una de las pancartas.
Los manifestantes, muchos de ellos sicilianos, protestaban también contra la política de los países industrializados respecto al fenómeno de la migración y su ausencia de solidaridad ante el drama humanitario.
"En la cumbre se habló más de efecto invernadero que de las personas, de los que enferman, de los jóvenes", lamentó Marco Gambuzza.
Un grupo de unos 50 manifestantes, con camisetas rojas, el rostro descubierto, banderas con la hoz y el martillo y el lema Proletarios Comunistas, protagonizó momentos de tensión con las fuerzas de seguridad, que llegaron a lanzar gases lacrimógenos.
Otro grupo antiglobalización desfiló por la zona marítima, 200 metros abajo del casco histórico que hospedó a los líderes, para denunciar la creciente desigualdad en el mundo.
"Estamos aquí para desafiar al G7, por la falta de respeto por las mujeres que sufren en todo el mundo", comentó a la AFP Donatella Anello.
El desfile discurrió en una atmósfera surrealista, en medio de una ciudad fantasma, con las tiendas cerradas, sin residentes. Taormina parecía una ciudad en estado de sitio, con coches de policía en todas las calles adyacentes para canalizar la marcha y buques de guerra patrullando en el mar.
Los organizadores, que esperaban entre 3.000 a 4.000 personas, denunciaron que a muchos les impidieron llegar, bloqueando los ferrys que unen a Sicilia con la península.
Algunos sectores habían pedido la anulación de la marcha por temor a los enfrentamientos y daños causados en el pasado en otros países al margen de esas cumbres.
Italia además recuerda aún el G8 celebrado en Génova (norte) en julio de 2001, cuando la protesta de los diferentes movimientos antiglobalización fue duramente reprimida y la ciudad se convirtió en un campo de batalla con violentos enfrentamientos, causando la muerte del manifestante Carlo Giuliani.