AFP
Malala Yousafzai quiere volver para quedarse en Pakistán una vez que culminen sus estudios universitarios en Reino Unido, dijo a los medios en Islamabad este viernes, segundo día de un emotivo viaje después de sobrevivir a un atentado de los talibanes en 2012.
Las fuertes medidas de seguridad han obligado a la premio Nobel a mantener su itinerario en secreto, mientras su llegada al país copó el viernes los titulares y los comentarios en las redes sociales.
"Mi plan es volver a Pakistán una vez culmine mis estudios, porque este es mi país y yo tengo los mismos derechos que cualquier otro paquistaní", declaró en una entrevista con la televisora privada Geo.
La activista sobrevivió en 2012 a un intento de asesinato por parte de talibanes paquistaníes cuando regresaba a su casa después de la escuela. Tras haber sido operada en Inglaterra, donde reside desde entonces, se convirtió en una defensora del derecho a la educación para las niñas.
"Seguramente hay una diferencia" entre el Pakistán de hoy y aquel país del que salió hace seis años, dijo. "Las cosas están mejorando, las personas se están uniendo y una campaña para mejorar Pakistán está en curso, la gente está activa, lo cual es muy bueno", agregó.
Malala recibió el Nobel de la Paz en 2014, junto con el indio Kailash Satyarthi, por su trabajo a favor de la educación infantil.
Después de vivir con su familia en Birmingham, en el centro de Inglaterra, donde estudió en una escuela para chicas, entró en la universidad de Oxford donde cursa economía, filosofía y ciencias políticas.
Sus comentarios tuvieron lugar un día después de ofrecer un discurso en la televisión en el que no pudo evitar llorar al calificar como un "sueño" haber vuelto a su país, dijo desde la residencia del primer ministro Shahid Khaqan Abbasi en Islamabad, horas después de su llegada, que sorprendió al país.
Aunque es ampliamente respetada a nivel internacional, considerada un ícono en la lucha por la educación de las niñas, Malala divide a la opinión pública de Pakistán, donde los círculos islamistas radicales se oponen a la emancipación de las mujeres. También desde otros sectores la consideran un "agente extranjero" que ha sido manipulada o pagada para humillar a su país.