AFP
La XXV Cumbre Iberoamericana de Cartagena, Colombia, se centraba este sábado en la búsqueda de la paz en este país, en tanto el presidente venezolano Nicolás Maduro canceló su asistencia, que había generado gran expectativa.
Ante la ausencia del presidente de Venezuela, la paz de Colombia fue la protagonista de la apertura y del primer bloque de intervenciones del encuentro, con el envío de mensajes de los asistentes en apoyo al fin del conflicto armado interno de más de medio siglo.
Confirmada el viernes a último momento por los organizadores de la cumbre, la asistencia de Maduro fue definitivamente descartada hacia el mediodía de este sábado y la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, ocupó su lugar en la foto oficial del encuentro.
Desde Caracas, una fuente del ministerio de Comunicación e Información dijo a AFP que Maduro canceló el viaje a la espera de una reunión para explorar un eventual diálogo con delegados de la oposición el domingo, con acompañamiento del Vaticano.
La posible participación de Maduro en la reunión en Cartagena había generado gran expectativa entre los dignatarios asistentes a la cumbre, enfocada en los temas de juventud, emprendimiento y educación, pero que se ha visto permeada por asuntos de más actualidad como la tensión creciente entre gobierno y oposición en Venezuela o las negociaciones de paz en Colombia.
Y, aunque Maduro no llegó, su país siguió en boca de los asistentes.
Expectativa por asistencia de Maduro a Cumbre Iberoamericana en Colombia
El mandatario peruano, Pedro Pablo Kuczynski, dijo en la plenaria que el "país vecino", refiriéndose claramente a Venezuela, "sufre una tremenda crisis económica y también una crisis de derechos políticos".
Kuczynski instó a que se traten en la reunión no solo los temas "bonitos" sino también los más "candentes". "Aquí no hay ningún afán de interferir en lo que ocurre en otros países, tampoco ningún afán ideológico, pero sí hay un afán de que todos los latinoamericanos progresen y no retrocedan", agregó.
El mandatario peruano ya había anunciado que aprovecharía la reunión para para pedir a los países de la región, entre otras cosas, desplegar "un operativo de ayuda humanitaria a Venezuela", ante la escasez de alimentos y medicinas.
Varios diplomáticos han mencionado además que está "en estudio" un proyecto de pronunciamiento sobre Venezuela, que aún debe ser aprobado por los países.
"Amigos de Colombia" por la paz
Lo que sí se anunció es que habrá una resolución para respaldar la búsqueda de la paz en Colombia, presentada por México, España y Chile.
El rey Felipe VI fue uno de los que expresó en su intervención "el apoyo de España a los esfuerzos por la paz que está realizando el pueblo colombiano, una paz que todos los amigos de Colombia deseamos fervientemente".
Anfitrión y flamante Premio Nobel de la Paz, Santos recibe el esperado espaldarazo de la comunidad internacional en sus intentos para acabar con la confrontación interna a través de los procesos de negociación con las guerrillas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) y Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista).
Se pensaba que en la cumbre se celebraría la concreción de la paz con las FARC, pero mas bien ha servido para dar nuevo aliento al presidente colombiano tras el rechazo en un plebiscito a comienzos de octubre del acuerdo negociado con esa guerrilla.
"Esta cumbre, que se reúne en un momento crucial de la historia de Colombia, es una cumbre por la paz pero es también, es decir, no ha dejado de ser, la cumbre de la paz. ¿Y por qué lo digo? Porque el Acuerdo de Cartagena, que firmamos aquí (...) es y seguirá siendo la base de una transformación sin precedentes en nuestra historia", dijo Santos en su discurso inaugural, refiriéndose al pacto de paz con las FARC.
La cumbre se instaló luego que Santos decidiera aplazar el jueves la instalación en Ecuador de la mesa de diálogos con el ELN, pues exige que esa guerrilla libere al excongresista secuestrado Odín Sánchez antes de sentarse a negociar.
Colombia vive un conflicto armado en el que han participado guerrillas de izquierda, paramilitares de derecha y agentes estatales, que ha dejado más de 260.000 muertos y 6,9 millones de desplazados.