Roxana, la madre de la niña de 13 años que mató a su hermano de 5 años, se refirió a los terribles hechos registrados el pasado 19 de septiembre, afirmando que la menor de edad "le echó la culpa a su amigo imaginario".
El hecho se registró durante la noche del pasado lunes en la ciudad de Arroyo Seco, en Argentina, cuando los dos menores de edad estaban solos en su casa.
Durante la asistencia de la mujer a una escuela para adultos, la niña le envió un mensaje donde decía "mamá, lo maté". Y al llegar a su casa, vio a su hijo muerto y a la niña tendida sobre una cama. La menor lo había apuñalado.
"Mi hija no me quería abrir la puerta al principio. Cuando pude entrar, no puedo describir lo que vi (...) Mi hijo tirado en el piso, boca abajo, lleno de sangre. Mi hija sentada en una silla a su lado, como si nada", contó en diálogo con TN.
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De igual manera, afirmó que "jamás imaginé que mi hija podría hacer algo así. Busqué ayuda de todas las maneras. La llevé a psicólogos, psiquiatras, neurólogos".
"Las consultas duraban 5 o 10 minutos. Así como íbamos, nos volvíamos. La hacían mirar para arriba y para abajo. Le pedían que levantara el pie. ‘Yo la veo normal’, me decían. Pero en mi casa yo veía cosas en ella que no eran normales", reconoció Roxana.
"Ella últimamente me decía que tenía un amigo imaginario. Yo le respondía: ‘Dale, ya tenés 13 años. Estás grande para eso’. Y ella me insistía. Decía que hablaba con él y todo", comentó la mujer.
Y detalló que "¿sabés lo que le dijo mi hija a la psiquiatra que la recibió en el hospital después de lo que hizo? Le echó la culpa a su amigo imaginario. Decía que él siempre le pedía por favor que no lastimara a su hermanito, y que justo esa vez el amigo imaginario no estuvo para salvarlo".
Junto con ello, en la entrevista, apuntó que la niña estaba en tratamiento, aunque no estaba siendo medicada; y que todos los miérocles la llevaba a atención psiciológica.
"Además del inmenso dolor que siento, me pregunto por qué los especialistas no pudieron hacer más. Esto se podría haber evitado. Me decían que no podían medicar a mi hija porque no veían nada extraño, pero para mí todo era extraño", problematizó, cuestionando que "la revisaban dos minutos, nos volvíamos a casa y ella muchas veces tenía la mirada perdida. Le hablaba y no me contestaba. Se enojaba y no entendía por qué. Todo el año así".
De momento, el caso está siendo investigado por las autoridades argentinas.