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Los números que verdaderamente importan en el Super Bowl

Los números que verdaderamente importan en el Super Bowl
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Este domingo se disputa la final numero 50 del fútbol americano, y sus cifra de dinero, audiencia y televisión, han crecido como la espuma.

En la gran final de la liga del Fútbol Americano (Super Bowl), que se disputa este domingo en el estadio Levi's de la ciudad de Santa Clara, California (oeste de EE.UU.), una consigna retumba en los dos rivales, los Carolina Panthers y los Broncos de Denver, como una obligación.

"Ganar no es lo más importante: es lo único".

Y esta frase -atribuida al legendario técnico universitario Henry Sanders y que sirve de lema para los jugadores y entrenadores- también funciona para el complejo mundo que los rodea.

El Super Bowl (también se lo conoce como el Súper Tazón) es considerado el evento deportivo anual más visto en EE.UU., lo que da lugar a una cantidad enorme de estadísticas y datos que, en muchos casos, rozan lo estrambótico y hasta lo imposible.

Solo basta mirar un dato simple: la transmisión televisiva, que se espera alcance los 168 millones de televidentes, será un trabajo coordinado de 100 cámaras (de las cuales 36 estarán colgadas del techo) que han sido instaladas alrededor del estadio.

Para hacerse una idea, en la reciente final del Mundial de Fútbol en Brasil 2014, jugada en el estadio Maracaná, se utilizaron 55.

Pero eso son minucias de un partido que puede facturar unos US$119 millones –solo en boletería- y que ganarlo puede significar un recuerdo único para los seguidores del equipo vencedor.

Por eso, en BBC Mundo te presentamos los números que realmente importan en el Super Bowl 50 (que por primera vez no se denomina con números romanos, sino arábigos).

De final a Super Bowl

Este mega evento no fue así desde el principio. Se disputó por primera vez en 1967 en el Memorial Coliseum de Los Ángeles entre los Green Bay Packers y los Kansas City Chiefs, con victoria para el equipo de los "Cheeseheads" (cabezas de queso) que dirigía un técnico memorable: Vicent Lombardi.

Fue en homenaje a él -murió en 1970 debido a un cáncer de colon- que se bautizó el trofeo que se entrega al ganador del juego: un empaste de plata que mide 32 centímetros y que tiene un costo de US$25.000.

Pero en aquellos años no se llamaba Super Bowl, sino "Campeonato Mundial de la AFL-NFL", que eran las dos las asociaciones que coordinaban el fútbol americano. En 1969 cambió a su nombre actual.

Pero es a partir de aquella primera final de 1967 que se pueden hacer las comparaciones de la impresionante evolución del juego.

Por ejemplo: en 1967 el jugador mejor pagado de la liga era Bart Starr, el mariscal de campo de los Green Bay Packers, que ganó varios títulos con el equipo verde y amarillo, y que recibía de sueldo unos US$6.000 al año.

El año pasado, el mariscal de los Steelers de Pittsburgh, Ben Roethlisberger, ganó US$46 millones.

No se preocupen por sacar la calculadora: el sueldo de "Big Ben" es 7.666 veces el de Starr.

El show de medio tiempo

Pero no nos desviemos del evento que nos convoca: para el primer Super Bowl, la gente pagó para ingresar al Coliseum Memorial hasta US$12, algo racional.

Para la final de Santa Clara hay gente que está pagando por boleto US$14.773.

Un poco alto, pueden pensar algunos, pero además del juego que se supone será el más emocionante del año, las personas que ingresen al moderno estadio Levi's de Santa Clara podrán disfrutar de la mejor ubicación para presenciar el espectáculo de medio tiempo que incluye en esta ocasión a artistas de la talla de Coldplay y Beyoncé, con el apoyo de Bruno Mars.

Y tal vez esa sea la razón de semejantes precios: el show del medio tiempo. En el pasado, una banda marcial, como es tradicional en las universidades, hacía lo suyo mientras los jugadores descansaban en la mitad de los juegos.

Pero en 1993 la cosa cambió. El Super Bowl XXVII se disputó en el Rose Bowl de Pasadena, California (el mismo estadio donde Brasil se coronó campeón del mundo de fútbol en 1994), y para esa ocasión, el invitado de honor fue Michael Jackson, quien se inventó un show a su mejor estilo que transformó esta final de campeonato para siempre.

Desde entonces, artistas de la talla de los Rolling Stones, Bruce Springsteen, Bruno Mars, Kate Perry y Madonna se han paseado como reyes y reinas por las canchas con su espectáculo.

Televisión

El tradicional derrame de bebida sobre el entrenador que gana el Super Bowl.
El tradicional derrame de bebida sobre el entrenador que gana el Super Bowl.

Aquí ya entramos un poco con los tacos de punta: la televisión es el eje de todo el negocio que maneja el fútbol americano. Hasta ahora, de alguna manera u otra, el Super Bowl ha sido transmitido por televisión.

Para su primera versión las empresas que querían estar en los anuncios publicitarios debían pagar US$42.000.

Ahora, por 30 segundos de anuncios publicitarios hay que pagar US$5 millones.

¿A qué se debe semejante crecimiento? La respuesta es simple: con los años, el Super Bowl se convirtió en el evento de más audiencia de la televisión de EE.UU.

Pasó de tener la nada despreciable audiencia de 56 millones en 1967 a los 114 millones que registró el año pasado en el partido que ganaron los Patriots de New England.

Por esa razón se convirtió en plataforma de lanzamiento de nuevos productos, como el famoso anuncio "1984" de Apple, que sirvió para presentar su computadora personal Macintosh.

El anuncio se transmitió durante el encuentro entre Los Angeles Raiders y los Washington Raiders en enero de 1984.

Y no solo eso: los spots publicitarios se han convertido en un espectáculo en sí mismos y, una verdadera prueba de la creatividad de agencias publicitarias, siendo esperados por la audiencia que se vuelca a las redes sociales para dar el visto bueno o bajarle el dedillo a cada anuncio que ven transitar por la pantalla.

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