La cámara de Diputados de Brasil autorizó este domingo el juicio político para destituir a la presidenta Dilma Rousseff, dejando al izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) a punto de ser removido del gobierno que ejerce hace 13 años en el gigante latinoamericano.
Una mayoría de 367 diputados en un total de 513 miembros votó a favor delimpeachment, alcanzando así los dos tercios requeridos para continuar el proceso contra la presidenta por presunto crimen de responsabilidad.
Hubo además 137 votos en contra del juicio político, siete abstenciones y dos ausencias.
"Está autorizada la instauración del proceso (de impeachment)", dijo el presidente de la cámara de Diputados y adversario de Rousseff, Eduardo Cunha, al cerrar la sesión poco antes de la medianoche del domingo.
Legisladores opositores comenzaron entonces a cantar el himno brasileño y hubo festejos en las calles de varias ciudades.
El pedido de juicio político pasará ahora al Senado, que si lo aprueba por mayoría simple obligaría a Rousseff a apartarse del cargo por hasta 180 días, mientras la juzga.
En ese caso el vicepresidente, Michel Temer, pasaría a ocupar la presidencia de forma interina y quizá hasta el fin del mandato en 2018 si Rousseff fuera destituida.
En una primera reacción del gobierno a la votación, el ministro jefe de gabinete, Jaques Wagner, afirmó que supone un riesgo para la democracia.
"La decisión de la Cámara de Diputados amenaza interrumpir 30 años de democracia en el país", sostuvo Wagner en un comunicado.
Rousseff se pronunciará el lunes, anunció el abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo.
"Si alguien cree que ella se curvará, se equivoca", dijo Cardozo, exministro de Justicia. "Luchará con todos aquellos que defienden la democracia".
Tensión y gritos
La crucial sesión de diputados transcurrió en un clima por momentos tenso, comenzó con empujones y fuertes acusaciones entre legisladores, y gritos de“fuera Dilma” o “no va a haber golpe”.
Fuera del Congreso en Brasilia, como en decenas de ciudades del país, hubo actos masivos a favor y en contra de Rousseff, una ex guerrillera de izquierda de 68 años que asumió la presidencia en 2011.
En las elecciones de 2014 Rousseff renovó su mandato, pero ahora podría convertirse en el segundo presidente que pierde el cargo durante un juicio político desde el retorno de la democracia en 1985.
En 1992, el entonces presidente y actual senador conservador Fernando Collor renunció tras ser sometido a un impeachment en medio de un escándalo de corrupción.
El pedido del juicio político a Rousseff fue presentado al Congreso en octubre, por tres juristas que la acusan de maquillar el déficit presupuestal al usar fondos de bancos públicos para financiar programas de gobierno.
Según la denuncia, eso violaría una ley de responsabilidad fiscal, dando pie a la apertura del juicio político.
Rousseff rechaza la acusación, afirma que gobiernos anteriores hicieron lo mismo y que Temer y Cunha conspiran para dar un golpe de Estado.
“Graves crisis”
El proceso de impeachment presidencial transcurre en medio de una feroz crisis económica en Brasil y un gigantesco escándalo de sobornos en la petrolera estatal Petrobras, que salpica al PT y a varios partidos.
Rousseff no enfrenta cargos de corrupción o enriquecimiento ilícito, como ocurre con varios legisladores.
Pero, aparte de la denuncia en sí misma, las referencias a la causa judicial denominada “Lava Jato”, sobre la corrupción en Petrobras, fue constante durante la sesión de diputados este domingo.
Rousseff busca “obstruir las investigaciones de la Lava Jato”, aseguró el diputado Antonio Imbassahy, del partido opositor socialdemócrata PSDB.
“Puede no ser la solución ideal, pero (el juicio político) es la solución legal”, dijo el diputado Fernando Coelho Filho, del partido socialista PSB. “Brasil está sumergido en graves crisis: política, ética, social”.
Pero otros diputados que se opusieron al impeachment destacaron que el propio Cunha, que presidió la sesión de este domingo, enfrenta cargos de corrupción y lavado de dinero, acusado de recibir hasta US$40 millones de sobornos, algo que él niega.
“¿Qué país es este? Un hombre que debería estar en la cárcel quiere sacarle el poder a una presidenta”, exclamó el diputado Silvio Costa, del partido laborista PRdoB refiriéndose a Cunha, a quien calificó de “canalla”, “bandido” y “ladrón”.
“La crisis moral y ética” está “dentro del Congreso”, sostuvo el diputado José Guimarães, del gobernante PT.
Algunos diputados también se refirieron a la división política que existe en Brasil entre quienes apoyan y rechazan el juicio político.
“Nuestro país está dividido en un clima de odio e intolerancia que no es propio del pueblo brasileño”, advirtió el Diputado Weliton Prado, del Partido de la Mujer Brasileña, pronunciándose a favor de un impeachment a Rousseff y a Temer, y de llamar a nuevas elecciones.
Congreso y calles
La sesión de los diputados mostró hasta qué punto se ha desarmado la base de apoyo que tenía la presidenta en el Congreso, con legisladores que recientemente eran aliados e incluso ministros del gobierno votando por el juicio político.
El resultado supone un duro revés para el PT, que asumió las riendas del gobierno de Brasil en 2003 con la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, considerado hasta hace poco el político más popular e influyente del país .
Lula y Rousseff negociaron hasta último minuto pero sin éxito para conseguir el apoyo de 172 diputados que necesitaban para archivar el pedido de impeachment.
Las encuestas señalan que aproximadamente tres de cada cinco brasileños apoyan el juicio político a la presidenta, pero también al vicepresidente Temer.
Dentro del Congreso, los diputados aplaudieron o gritaron como goles cada voto a favor y en contra del juicio político, a medida que sus colegas manifestaban uno a uno su decisión de forma verbal, con referencias políticas, religiosas e incluso a sus propias familias.
"Que Dios tenga misericordia de esta nación", dijo el propio Cunha, un diputado evangélico, al expresar su voto por el juicio político.
En las calles de ciudades en todo el país, miles de brasileños siguieron la votación de Diputados como si fuera un partido de fútbol, incluso a través de pantallas gigantes instaladas especialmente y vítores, abucheos y hasta llantos.
“El país necesita sacar a los corruptos del poder”, dijo a BBC Mundo Alexandre Araujo, un radiólogo de 44 años que asistía al acto a pro impeachment al borde de la playa de Copacabana, en Río de Janeiro. “El PT está acabando con nuestro país”.
En caso de que el Senado abra el juicio político a Rousseff, algo que podría ocurrir en las próximas semanas, y luego apruebe su destitución por al menos dos tercios de sus miembros, Temer pasaría a ser presidente de Brasil hasta el fin del mandato.
Pero Temer, que como Cunha integra el partido centrista PMDB que rompió con el gobierno hace algunas semanas, también enfrenta un pedido de juicio político por las mismas razones que Rousseff y denuncias que lo vinculan a hechos de corrupción, algo él rechaza.
Varios manifestantes contrarios al juicio político prometían redoblar la movilización callejera antes de la votación del juicio político en el Senado, que podría ocurrir tan pronto como a fin de mes o en mayo.
No obstante, diferentes analistas consideran poco probable que el proceso de juicio político naufrague por falta de una mayoría simple de apoyo en el Senado, tras haber conseguido la mayoría calificada exigida en Diputados.
"Es muy difícil revertir la situación", dijo Diego Elefteriadis, un carioca de 35 años que asistía a un acto contra el juicio político en Copacabana, "porque va a haber una masa política de oposición volcada contra el Ejecutivo".