Los africanos que extrañan al "mesías" Muamar Gadafi
Cuando Muamar Gadafi fue eliminado en 2011, se vieron escenas de júbilo en Libia. Pero el periodista Jake Wallis no tuvo que ir muy lejos para encontrar gente que tiene muy buenos recuerdos del líder libio que murió a manos de rebeldes y que aún sienten el luto de su partida.
Era un domingo en la tarde, estaba en medio del polvo amarillento, los rayos de sol y el humo del tráfico en Accra, Ghana, cuando conocí a un hombre que me dijo que el coronel Gadafi era el mesías.
Su nombre era Karim Mohamed, un exuberante sastre que había pasado tres años viviendo y trabajando en Libia antes de la caída de Gadafi.
Estaba casado y tenía tres niños. Vivían en una casa de seis habitaciones que había construido con el dinero que había ganado en Libia.
"En Libia, todo el mundo era feliz", me dijo. "En Estados Unidos, hay gente durmiendo debajo de puentes. En Libia, nunca (se veía eso). No había discriminación, ni problemas, nada. El trabajo era bueno y el dinero también. La vida que tengo se la debo a Gadafi. Él era el mesías de África".
La opinión de Karim está lejos de ser única en esta parte de Ghana. Cuando hablábamos, otros dos hombres que pasaban por ahí, se unieron a la conversación y compartieron la misma pasión por Gadafi.
"Gadafi era un buen hombre", me dijo Mustafa Abdel Momin, un trabajador del sector de la construcción de 35 años, quien había trabajado en Libia por siete años. "Nunca engañó a nadie. Él era perfecto. El mejor".
"¿Cuál era el punto de matarlo?", añadió Eliyas Yahya, el imán local, quien tenía un sombrero circular, una banda puntiaguda y una voz muy fuerte. "Matas a alguien para resolver el problema y ahora el problema es peor. ¿Por qué matar a Gadafi?".
"El barrio libio"
Gadafi pudo haber sido un autócrata despiadado, pero por años la relativa prosperidad y estabilidad de su gobierno fue un regalo del cielo para inmigrantes desesperados por trabajo.
Mis nuevos amigos estaban entre las decenas de miles de africanos que habían usado el dinero que ganaban en Libia para salir del círculo de la pobreza en sus países.
Uno de los problemas que enfrenta Ghana es el desempleo juvenil.
Mientras hablábamos a la sombre de una pequeña tienda, la evidencia estaba alrededor de nosotros.
Se trata de un distrito en el norte de la ciudad conocido localmente como "El barrio libio". Es hogar de una comunidad de ghaneses quienes hicieron dinero durante los años en los que Gadafi estuvo en el poder.
Las casas en ruinas que se pueden encontrar en varias partes de Accra no son visibles en este barrio.
Las viviendas acá son modernas, espaciosas y bordean el camino lleno de tierra color naranja, que se extiende en la distancia.
Karim apuntó hacia lo que pensé era un edificio municipal en la esquina. Pero se trataba más bien de una mansión que le pertenecía a un hombre llamado Sheikh Swala, quien había comenzado varios negocios exitosos usando el dinero que había ganado en Libia.
La vivienda tenía 30 habitaciones y sin Gadafi nunca hubiese sido construida.
De hecho, una construcción nueva es una rareza en este vecindario.
En una y otra parte, se pueden ver casas que no fueron terminadas. Cuando Gadafi fue depuesto, "El barrio libio" se congeló en el tiempo.
Sueños
Un hombre tímido de 36 años llamado Amadu se unió a nuestra conversación. Al principio nadie había reparado en su presencia, pues se veía un poco ausente. Pero, eventualmente nos contó su historia.
Amadu estaba entre quienes no pudieron gestionar un visado apropiado para Libia. En 2010, él y varios amigos hicieron un peligroso viaje hasta allá, atravesaron el desierto del Sahara.
Muchos inmigrantes africanos tuvieron que salir de Libia huyendo de la violencia en 2011.
Se les agotó el agua y muchas de las personas que se embarcaron en ese viaje murieron, pero él pudo llegar a Libia y encontró trabajo como albañil.
Cuando la guerra se desató en 2011, había conseguido ahorrar US$3.500. Recuerda haberse quedado en los muelles de Trípoli cuando sintió los primeros disparos. Corrió para protegerse.
Por varios días se quedó confinado en su cuarto hasta que logró escapar y regresar a Ghana. Pero no pudo traer consigo el dinero que había ganado y ahorrado. Y así fue cómo sus sueños murieron.
"Aquí, en Ghana, no hay nada para los jóvenes", dijo Mustafa. "Después de Gadafi, tenemos una crisis. El desempleo juvenil está por las nubes y no hay nada para nosotros. O terminamos viviendo una vida de crimen porque es la única manera de hacer dinero o tratamos de llegar a Europa".
Los otros coinciden. "Ahora es Europa, Europa, Europa, a dónde más en la tierra vas", indicó Eliyas en voz alta.
"Algunas personas se van a Brasil, si tienen suficientes recursos. Pero para el resto, es Europa".
Antes de que Gadafi fuese depuesto, el líder oficialmente le había advertido a la Unión Europa que si su régimen colapsaba, unos dos millones de inmigrantes llegarían a las costas de Europa, lo cual iba a crear un caos.
Quizás para muchos Gadafi, era más un dictador que un mesías. Pero pareciera que en eso tuvo razón.