AFP
Se temía una verdadera catástrofe en tierras aztecas por el ingreso del huracán Patricia, el más poderoso desde que hay registros, pero la realidad es que apenas causó daños menores. Las condiciones orográficas del territorio mexicano impidieron que Patricia causara los daños estimados para un evento de esta magnitud.
El poderoso huracán ingresó a México por las costas del Pacífico mexicano durante la noche de este viernes y sólo ha dejado daños menores a los esperados según señala el presidente Mexicano Enrique Peña Nieto. A pesar de esta realidad, el mandatario pidió no bajar la guardia.
"Los primeros reportes confirman que los daños han sido menores a los correspondientes a un huracán de esta magnitud", dijo Peña Nieto a los medios de comunicación, y enfatizó que la parte más peligrosa del huracán está por llegar. Además, el mandatario pidió a la población de las regiones de Colima, Jalisco y Nayarit que permaneciera en los refugios.
Hasta el momento, las autoridades no han reportado muertos ni heridos por el monstruoso huracán. Apenas 250 casas quedaron afectadas por inundaciones y unas decenas fueron destruidas, mientras hubo algunos deslaves en carreteras y árboles caídos.
"La naturaleza fue bondadosa, hizo que el huracán se introdujera a la montaña", resumió este sábado el secretario de Comunicaciones y Transportes de México, Gerardo Ruiz Esparza, en una rueda de prensa.
Razones de la “bondad”
La interacción de Patricia con una vaguada, una línea de presión baja que se extendía del norte al oeste del país, se llevó parte de su nubosidad y "aceleró el movimiento del ciclón hacia el noreste", desviándolo hacia la Sierra Madre Occidental, dijo a la AFP el presidente de la Organización Mexicana de Meteorólogos (Ommac), Leodegario Sansón.
Esto hizo que los vientos fuertes no pasaran de la costa y que, prácticamente en seis horas, el fenómeno disminuyera su potencia desde el récord de 325 km/h hasta los 160 km/h, siendo actualmente ya una depresión tropical.
Otro factor que favoreció que no hubiera pérdidas humanas fue la baja población en la zona costera de Jalisco y Colima y la evacuación a tiempo de locales y extranjeros de zonas turísticas como Puerto Vallarta.
"La población respondió, los hoteleros respondieron, la navegación respondió (...) Si no hubiéramos tenido esa respuesta, hubiéramos tenido otros incidentes", coincidió el secretario Ruiz Esparza.