AFP
Los líderes demócratas en el Congreso estadounidense salieron este miércoles de una reunión con el presidente Donald Trump anunciando avances en un acuerdo para proteger a los jóvenes inmigrantes y reforzar la seguridad fronteriza, sin incluir el polémico muro.
Los líderes de las minorías demócratas en el Senado, Chuck Schumer, y en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijeron que tuvieron una reunión "muy productiva" con Trump, en el que la discusión se centró en la suerte de los jóvenes inmigrantes que llegaron a Estados Unidos ilegalmente cuando eran niños.
El predecesor de Trump, Barack Obama, había protegido a estos inmigrantes conocidos como dreamers" (soñadores), a través de su decreto de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocido por las siglas DACA.
Sin embargo, Trump eliminó este decreto presidencial y urgió al Congreso a diseñar una solución legal dentro de los próximos seis meses.
"Acordamos consagrar rápidamente las protecciones de DACA en una ley y trabajar en un paquete de seguridad fronteriza, excluyendo el muro, lo que es aceptable para ambas partes", dijeron Schumer y Pelosi en un comunicado conjunto.
La Casa Blanca, que poco antes había emitido un tibio comunicado que mencionaba una "constructiva cena de trabajo" enfocada en la reforma tributaria, seguridad fronteriza, DACA y la necesidad de soluciones bipartidistas, rápidamente rechazó la descripción que hicieron los líderes demócratas.
"Aunque DACA y la seguridad fronteriza fueron discutidas, excluir el muro ciertamente no fue acordado", dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Sarah Sanders, en Twitter.
Un asesor de Schumer también ayudó a aclarar este punto.
"El presidente dejó claro que él continuará impulsando el muro, pero no como parte de este acuerdo", dijo el asesor Matt House.
Trump ha insistido en su deseo de levantar un muro en la frontera con México. Sin embargo, el financiamiento de su construcción probablemente será impulsado en negociaciones sobre el presupuesto y no a través de una ley de DACA.
Los avances aparentemente logrados en la cena son otro signo de que el presidente republicano se siente más cómodo negociando con la oposición demócrata, que con los líderes de su propio partido en el Congreso.