Líder nativo canadiense reclama disculpas del Papa por internados indígenas
Un líder indígena que se reunirá con el papa Franciso en diciembre, instó el domingo al pontífice a que viaje a Canadá y se disculpe por el papel de la Iglesia Católica en la gestión de los internados indígenas.
"Será más fuerte viniendo del jefe de la Iglesia Católica y, desde nuestro punto de vista, creo que se lo debe a los indígenas", dijo David Chartrand, vicepresidente y portavoz del Consejo Nacional de Mestizos en una entrevista con el canal público CBC.
Para Chartrand, una disculpa papal es fundamental para iniciar un proceso de sanación y reconciliación, pero solo será verdaderamente efectiva si Francisco las presenta en suelo canadiense y en el oeste del país, donde estaba la mayoría de las escuelas residenciales.
El terrible legado de estos internados salió a luz tras el reciente descubrimiento de más de mil tumbas anónimas cerca de tres de estas antiguas escuelas en las provincias de Columbia Británica y Saskatchewan, en el oeste de Canadá.
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El propio primer ministro Justin Trudeau pidió repetidamente al pontífice que viaje a Canadá "para disculparse directamente con los pueblos indígenas".
La Conferencia Canadiense de Obispos Católicos anunció a finales de junio que una delegación de Primeras Naciones, Mestizos e Inuit se reunirá con el Papa entre el 17 y el 20 de diciembre para discutir el papel de la Iglesia en el sistema escolar de las residencias.
"Queremos (...) que él pueda sentir el dolor que habita en nosotros", dijo Chartrand, quien es católico, argumentando que la decisión del Papa también podría ser importante para la Iglesia Católica porque su influencia está disminuyendo en Canadá, en particular en el oeste del país.
Pese a que dijo entender la ira y el dolor causados por el descubrimiento de tumbas de niños, Chartrand deploró los actos de vandalismo contra los templos católicos.
Una docena de iglesias sufrieron daños y otras ocho fueron incendiadas desde el descubrimiento de las tumbas anónimas.
Alrededor de 150.000 niños amerindios, mestizos e inuit, separados de sus familias, su idioma y su cultura, fueron reclutados por la fuerza entre principios del siglo XIX y la década de 1990 y recluidos en 139 internados en todo el país, para ser asimilados a la cultura dominante.